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Un extraño ambiente se había formado entre ambos.
Y era normal, era como si una pantera y un conejo se sentarán juntos a la mesa, Tweek mantenía como podía la calma pero sus mejillas lo traicionaban.
El pelinegro miro a su acompañante con atención, curiosidad y bastante interés.
Estaba relativamente cerca, así que podía ver sus ojos con claridad.
Era mucho más impresionante que la fotografía. De alguna manera le recordaba el cielo cuando tenía esos degradados impresionantes en la madrugada.
Craig estaba demasiado ocupado mirándo la mezcla de colores en los ojos del rubio como para darse cuenta de la intensidad con la que observaba al nervioso muchacho, empeorando su situación.
Tweek pensó inmediatamente que aquel chico estaba de alguna manera coqueteandole por la cercanía y su incesante mirada posada en su rostro.
Le sonrió sutilmente tratando de relajar el ambiente, Craig intentó sonreír de vuelta, una sonrisa apenas perceptible y que lucia ladina y galante, aunque Tucker ignoraba como se veía, a decir verdad nunca se ponía a sonreír por nada, pero sintió que debía corresponder aquel gesto.
"Y... ¿Que harás hoy C-Craig?"
Se preguntó por qué había hecho tal cuestionamiento, el pelinegro pareció recordar algo y se levantó rápidamente dirigiéndose a la cocina, Tweek, preocupado, fue tras él.
Noto que cocinaba una sopa.
"Iba a comer"
Aquella frase iba llena de un sentimiento de fracaso al ver el agua evaporada y los fideos adheridos al fondo de la olla, quemados.
Tweek no pudo evitar reír levemente, quitando al pelinegro de su camino, apagando el fuego y poniendo el utensilio en agua fría con jabón.
"Tranquilo, si lo dejas remojar y luego de un rato lo tallas, se despegará...."
A Craig le sorprendió ver a aquel chico más confiado, pensó que quizás ya se le había pasado la fiebre.
"Vamos a comer algo... Es lo menos que puedo hacer por ti, me trajiste aquí después de todo"

IBA A MATARTE.

pensó Craig mientras seguía a su invitado hasta la puerta, ese chico si que era raro.

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Mas confiado, pensando que Craig sentía atracción por el, Tweek se aventuró a llevarlo a uno de sus lugares preferidos.
Comida china.
Las lámparas con tonos rojizos y otras amarillas alumbraban de forma variada el lugar.
Se sentaron juntos y Tweek no pudo evitar sonrojarse levemente cuando Craig se sentó nuevamente muy cerca de él.
La ilusión le nació en el pecho al sentir como Craig tomaba uno de sus rubios mechones entre sus dedos y lo acariciaba.
Tucker ignoraba lo que estaba causando, en realidad lo único que quería era comprobar que tan suave era ese cabello rubio y rebelde.
Sin pensarlo demasiado, Tweek paso su mano por la mejilla de su acompañante, de alguna manera correspondiendo la caricia del azabache, Craig miro sorprendido al rubio, pero terminó recargando su rostro en la palma de él.
Tweek sintió que moriria de ternura en algún momento, era un gatito... Solo le faltaba el detalle del ronroneo.

R A S C HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora