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Tweek miro como Craig caminaba lentamente hacia el, su hacha estaba alzandose en el aire y el rubio temblaba totalmente asustado ante lo que ya sabía le sucedería.
Sus ojos se llenaron de lágrimas recordando su vida, sus padres, sus amigos, su pueblo natal...
Su vida al lado de Craig y como apenas ese corto tiempo juntos había bastado para que lo amara tanto.
Craig era una persona única... Lo había encontrado tan adorable y sincero siempre... Lo había adorado con todo su ser...
Por eso aquello dolía más que lo que probablemente dolería su muerte.
Amaba a Craig.
Lo amaba más que a nada y justo por eso, de manera obediente, mordiendose los labios hasta lastimarse, Tweek bajo la cabeza y se puso al alcance del pelinegro.
Como un cordero aceptado su destino en el matadero, emitió un lloriqueo mientras se agachaba más.
Cerró sus ojos con fuerza cuando escucho el jadeo sorprendido de su novio, que, dejo caer de golpe el hacha contra el piso, haciendo que el metal hiciera un sonido desagradable y escandaloso.
"Vete de aquí..." hablo Craig en un susurro apenas audible.
Tweek tembló y alzó la mirada con temor, encontrándose con un par de ojos azules que lo miraron de una forma tan perturbadora y atemorizante que sintió no podría respirar más.
" QUE - TE - LARGUES "
Tweek sintió sus piernas correr por si solas.
Corrió y corrió lleno de pánico, sintiendo como sus tenis comenzaban a resbalar en el lodo del exterior.
La lluvia se llevó los rastros de aquello.
Y sintio un horrible sentimiento en el pecho, uno que lo llenaba de confusión.
No se detuvo, ni cuando un auto estuvo a punto de atropeyarlo, ni cuando un hombre con un puesto de hotdogs lo maldijo por casi tirarlo.
Corrió cuánto pudo... Sin destino alguno, solo corrió lejos de todo... De todos...

-

Estaba sentado en el suelo...
Había tardado mucho pero por fin todo estaba limpio y el cadáver estaba en bolsas.
Se abrazo a sí mismo en aquel asqueroso lugar donde se encontraba.
La voz aterrada de Tweek aún le retumbaba en la cabeza...
Su pecho dolía horriblemente y sin contenerse había comenzado a llorar.
A llorar a todo pulmón como un niño pequeño y desubicado, que se había perdido, que se sentía solo y sin nadie en el mundo a quien acudir.
Agradeció su soledad.
Agradeció su vida y como había sido hasta ese momento.
Sabía que pronto llegarían por él, que sería cuestión de tiempo y en realidad el no tenía interés en huir...si ya no tenia a Tweek en realidad ya le daba igual incluso que lo asesinaran como castigo a sus crímenes...
Cuando sus lágrimas ya no salían de sus ojos y sus párpados hinchados no podían estarlo más... Se levantó, salió del lugar, sintiéndose asqueado de sí mismo, de su estado y su terrible aspecto...
Llegó a casa, se ducho, miro lo que supo era la última comida que Tweek había dejado para el en un recipiente.
Un pequeño dibujo en la nota, una cara feliz y un corazón a un lado de esta.
Lloro sentado en la cocina mientras se comía con lentitud aquellos macarrones.
Iba a extrañar eso... Definitivamente...
Extrañaría estar con él... Sus abrazos... Sus toques suaves y gentiles... Su hermosa mirada, la confianza que tenía en él y como se sentía a salvo a su lado...
Ahora no podía ser menos que un monstruo para aquel que lo había amado.
Cuando terminó su cena, se metió en la cama, mirando las cuchillas de afeitar en un mueble cercano...
No...
Ni siquiera merecía eso.

R A S C HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora