capitulo 11

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Jooheon empezó a despotricar mientras se enrollaba una toalla blanca alrededor de la cintura. Después de haber estado haciendo ejercicio se había metido a la ducha que tenía en el gimnasio y se había olvidado por completo de traer ropa limpia del dormitorio. Estaba enojado porque la maldita toalla apenas le tapaba las partes nobles.
Miró con asco el chándal sudado y maloliente. Ahora que estaba limpio, no se lo pensaba volver a poner.
*___* aún no había llegado a casa, así que, en principio, le daría tiempo a llegar hasta su cuarto. Se peinó con los dedos el pelo mojado y abrió la puerta del baño, listo para bajar corriendo las escaleras.

Sintió un golpe de aire frío al salir del baño lleno de vapor. ¡En el gimnasio hacía un frío que pelaba! Había bajado la temperatura para hacer deporte y ahora estaba congelado.
— Jooheon, ¿estás…?
La voz femenina lo tomó por sorpresa y se quedó inmóvil en medio del gimnasio. El corazón empezó a latirle a gran velocidad cuando *___* entró en la sala de máquinas con total normalidad.
Mientras *___* le recorría con los ojos, él se estremeció esperando una mirada de repugnancia… o algo peor. Las cicatrices que tenía en el pecho y el abdomen estaban a la vista, algo que trataba de evitar por todos los medios posibles. Siempre las ocultaba y, sobre todo, a las mujeres.
Trató de mover los pies para dar media vuelta y volver al baño, pero, cuando sus ojos se toparon con los de *___*, se quedó paralizado.
Se estaba acercando a él muy despacio con los ojos abiertos como platos, pero no parecía horrorizada, sino… ávida. Sacó la lengua para lamerse los labios y susurró extasiada:

—Dios santo, eres enorme. ¡Qué músculos! Sabía que estabas tremendo, pero no que a tu lado un estríper parecería un flacucho.
Al llegar a su altura *___* tiró la mochila al suelo y Jooheon tragó saliva:
—Tengo cicatrices.
«¡Como si no se hubiera dado cuenta!».
La tenía tan cerca que la podía oler. Empezó a empalmarse a medida que inhalaba su dulce fragancia y *___* estiró el cuello para mirarlo a los ojos con una expresión de deseo que le golpeó las entrañas como un tren de mercancías a gran velocidad.
Aunque le temblaba la voz, *___* logró pronunciar entre jadeos:
—Por favor, Jooheon, no me pidas que no te toque. Necesito tocarte. Si no me dejas, creo que me moriré.
Jooheon se había imaginado todo tipo de reacciones…, menos esta. La necesidad de sentir esas manos pequeñas y hábiles en su piel propagó un calor abrasador por todo su cuerpo. ¿Cómo podía mirarlo con tanto deseo?
—No me gusta que me toquen —replicó con voz grave.
—¿No te gusta o no estás acostumbrado? —preguntó con delicadeza.
¡Gran mentiroso estaba hecho! En ese momento nada le apetecía más que sentir las manos de *___* sobre su cuerpo. En ese preciso instante.
—No lo sé —respondió con sinceridad, aturdido por la reacción que había desatado en *___*.
—Tienes un cuerpo muy bonito, Jooheon —le dijo levantando las manos para tocarle el pecho.
Jooheon se armó de valor mientras las manos de *___* le acariciaban el pecho y se deslizaban por su piel. El contacto era tan erótico, tan sensual, que era como estar haciendo el amor, y todo su ser empezó a arder. Apretó los dientes forzando a su cuerpo a relajarse…, pero no había manera. *___* deslizó los dedos despacio por su vientre hasta que a Jooheon se le cortó la respiración.
—Estás tan duro.
Así era. Estaba duro. Por todas partes.
—¡*___*!

Jooheon empezó a jadear cuando los labios húmedos de *___* se unieron a los intrépidos dedos y la lengua empezó a lamerle el pecho.
—Mmmm…, hueles tan bien. Y sabes aún mejor.
Cuando le mordisqueó un pezón casi se corrió allí mismo. Acto seguido, le pegó un sensual lengüetazo que le hizo estremecer el cuerpo entero, que ya estaba al borde de la combustión.
—Para —gruñó.
«No, no pares».
Le agarró de la toalla y tiró de ella. El trozo de tela no opuso gran resistencia y *___* lo lanzó al suelo.
—Me encanta cómo sabes, Jooheon. No me hagas parar —le rogó tomándole con su pequeña mano el miembro erecto—. Quiero catarte.
¿En serio?
¿Se refería a…?
—Enterito.
Pues, sí, se refería a eso.

la obsesión de un Millonario ✔ TERMINADA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora