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¿Desde cuándo Devil Never Cry tiene una nueva secretaria?

Iba a ser la primera en admitirlo. Lady extrañaba a Patty, pero la chica estaba ahora mismo en un internado para señoritas, "aprendiendo" a comportarse adecuadamente dado su estatus social pues algún día tendría que manejar la fortuna de su familia con sabiduría, por lo que su estadía en DNC era nulo (hasta las vacaciones) y el contacto entre todos ellos y la joven Lowell se limitaba a llamadas al celular.

Había que darle crédito, aún desde lo lejos, Patty sabía cómo sacarle canas verdes a Dante.

Pero se le extrañaba mucho en presencia. Ahora, Lady estaba aburrida; acostada sobre uno de los sofás raídos de dos espacios adentro del local. Se mordió la lengua para no expulsar ese suspiro que quería salir de su boca mientras echaba miradas furtivas a Vergil, quien estaba sentado despreocupadamente en el escritorio de su socio, leyendo un maldito periódico.

Él estaba ignorándola por completo luego de responderle que Dante y Trish no estaban en casa. El demonio azul pasó a seguir atendiendo su lectura sin molestarse ni incomodarse porque Lady decidiese quedarse a esperarlos.

Ella particularmente no se llevaba muy bien con el gemelo de Dante, para empezar, el tipo básicamente era el sinónimo de escalofríos. Motivo por el cual, Lady procuraba mantener una distancia prudente con él.

No lo odiaba ni le guardaba ningún rencor por su último... encuentro donde literalmente les pateó los trasero a Dante, Trish, Nero, ella... y a sí mismo también.

Pero no le perdonaba que la hubiese puesto completamente desnuda adentro de un demonio. Así que convengamos que tampoco se sentía muy cómoda teniéndolo enfrente luego de que por culpa suya la ciudad estuvo en peligro... dos veces ya. Y ella por poco fue absorbida por un asqueroso demonio que la usaba como combustible para subsistir.

Gracias a Nero, pudo salvarse.

Así que Lady solía ser lo más educada posible con el lunático, diciendo "buenas tardes" (dependiendo de la hora) pero Vergil solía pasar de largo sin responder al cordial saludo, cosa que irritaba a Lady puesto que era ella quien debía ser la esquiva en sus nulos encuentros.

¡Él no tenía por qué estarla ignorando! ¡Era ella quien debía ignorarlo!

«Me cuesta creer que lleve varios minutos ahí sentado sin hacer nada» pensó con cierto enojo, y le extrañaba porque Vergil tenía un historial bastante explícito de lo que su "falta de hobbies" puede hacerle al mundo. Y a sí mismo.

Dante lo llamaba "afición a abrir portales". Lady lo llamaba "jaqueca colosal", o un profundo e incurable "lapsus de estupidez" del que incluso el propio Vergil debía estar harto.

Menos mal que después de su última recaída, Vergil y Dante pudiesen regresar del inframundo luego de un par de años ahí peleando entre ellos. Quizás eso era lo que habían necesitado (¡matarse entre ellos, lejos! ¡Muy lejos de todos!) para madurar un poco y volver al mundo humano siendo un par de híbridos insufribles cuyo sobrino/hijo era más lógico y responsable que ellos dos juntos.

𝑺𝒐𝒄𝒊𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒉𝒐𝒚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora