Lo inefable del alma

Crisis

La cabeza me da vueltas.

La presión de mis ojos, vuelve todo negro. Pero tardo en darme cuenta que no los he cerrado, simplemente estoy inmersa en un abismo de profunda obscuridad. 

El sonido, el silencio. Hacen ruido en mi cerebro. Hacen caos en mis pensamientos.

La habitación es pequeña, da vueltas. 
El aire se acaba, rasco mi garganta con ira, con frustración de quedarme sin aire. 

Pero no estoy peleando por vivir.

La luz vuelve, como un golpe que resuena en mis cansadas pupilas.
La cuchilla yace en el suelo, limpia, por fortuna.
Mis manos sostienen mi cuello con fuerza.

Me estoy matando.

El cuerpo se me entumece, como si quemará mi existencia en el interior se retuerce.
Mis cabellos se confunden entre mis dedos.
Los gritos llenos de vacío contra una almohada, mi rostro encajado en la nada.

Y tu voz.

Tú maldita voz que dice que todo estará mal. Eres el diablo, un demonio al que busco con desesperación creyendo que me traerá paz. Y te sonrío, como quien acepta la muerte.

No sé describir el inmenso terror que grita en mi mente.
No puedo describir las atrocidades que proyecta mi cabeza.
No hay manera en que conozca las palabras para describir mi sentir.

Rasguños, susurros.
Son lo único que queda.