Prologo

67 8 3
                                    

 - ¿Por qué nunca le habías hablado?

 Lo que no sabía ella es que él tampoco sabía la respuesta a esa pregunta, no era capaz aún de saber porque nunca se atrevió a decirle palabra alguna antes.

  - No lo sé - Respondió sin más, era la verdad. 

 Ella se había vuelto su todo pero jamás se creyó lo suficiente para siquiera hablarle.

 - Siempre te intentaba hablar y eras mudo ante ella, eso era raro - Él sonrió poniendo sus ojos en blanco ante lo obvio que dijo.

 - Tenías siete años, no puedo creer que lo recuerdes - Él comienza a reír en el momento justo que ella entraba por la puerta.

 - ¿De que te ríes amor? - Pregunta al verlo reír sentándose en sus piernas haciendo rodar los ojos de la menor, hace mucho no se le veía reír de forma tan suelta.

 - De cómo se le era imposible hablarle a la chica que conoció hace años - Comenta la pequeña encogiéndose de hombros, el dejo de reír para ver mal a la menor sabiendo lo que diría a continuación -. La cual es el amor de su vida.

 - Nunca me hablas de ella - Le reprocha ya molesta la chica, sabía las intenciones de la menor y sabía que aunque se negara a aceptar esa chica de la que nunca hablaban en su presencia ni mencionan el nombre, si era el amor de la vida de su esposo.

 - Realmente no es importante - Le resta importancia encogiéndose de hombros volteando a ver a otro lado -. Creo que veré a las niñas.

 La chica ofendida se levanta volviendo a entrar en la cocina, la menor no deja de ver al chico negando sin creer lo que dijo y él solo se encoge de hombros.

 - Ella es más que importante para ti - Asegura, él solo sonríe antes de irse dejando en claro que no se equivocaba pero que no lo aceptaría frente su esposa sabiendo que se encontraba aún en la puerta que da a la cocina intentando escuchar algo.

  Al estar ya en el pasillo de las escaleras dos pequeñas matas de cabellos aparecen en su campo de visión haciéndolo reír por el intento de escondite que había elegido.

  - No soy su madre, no las regañare por estar fuera de sus cuartos - El tono de burla que usa hace que su esposa apunto de subir las escaleras se sienta ofendida y dolida, realmente exagerada.

- ¿De quien hablaban tu y la tita? - Pregunta una de las pequeñas parándose frente a él animando así a su hermana a acercarse.

 Él les señala su cuarto y ellas obedecen casi corriendo haciéndolo reír al ver el pequeño cabello ondulado de una de las pequeñas despeinarse más.

- Bien les contaré una historia que su madre no conoce - Dice él luego de verificar que ella no estuviera cerca para escuchar lo que le pensaba relatar a las niñas.

- Cuéntame - Suelta la pequeña del cabello crespo haciéndolo sonreír -. Cuéntanos la historia del amor de tu vida.

El amor de tu vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora