¡Un baño para Purruminie! /Kookmin (Omegaverse)

Fuera de forma

Jimin se encontraba en uno de esos gimnasios innecesariamente modernos para cambia-formas, con una estructura de concreto barnizado en un impecable blanco en su imagen externa, adornada ricamente con unos pequeños jardines de rocas y árboles. Con grandes ventanales que permitían la visión de la rutina de ejercicio de varias personas en su interior, con esos extraños instrumentos para levantar peso. Aquello era toda una innovación de los últimos tiempos diseñado especialmente para "las presas", pues antes se hacía el suficiente ejercicio al trasmutar y jugar a no ser cazado, corriendo por los bosques. Contrario a los depredadores quienes si conectaban con sus animales, cazando como una tarea diaria que consumía bastante energía, por lo que siempre presumían una fuerte musculatura que aceptaba, era intimidante. Tal vez por eso la necesidad de un centro de entrenamiento era tan grande para seres con animales más suaves.

Era cierto que Jimin estaba lejos de ser un gran depredador, pero cazaba con frecuencia, no necesitaba de un lugar así. Pero el Omega de Gato estaba en ese lugar por su mejor amigo, Taehyung. Quien era una bestia de seiscientos kilos, que al trasmutar consumía todas las calorías que el diente de miel del que gozaba le exigía ingerir a diario. Al parecer no era suficiente para el Omega de cabellera castaña.

El verdadero problema radicaba, en que había pasado más de un año desde que el Omega de Oso anunciara que esperaba mellizos, siendo este un gran evento teniendo en cuenta que el padre Alfa, es un cambia-forma equino, especie que chocaba completamente con los Úrsidos. Fuera del tema de que aquellos pequeños hicieran que se dudara de las reglas de cruce entre cambia-formas, estaba que ambas crías tanto caballo como oso, eran por regla de gran tamaño y peso, por lo que Taehyung había sido una pelota que en sus últimos meses de gestación, fue incapaz de mantenerse en pie. Quedando con bastante peso extra después del nacimiento.

Y aunque ahora el mejor amigo de Jimin estaba totalmente recuperado, radiante de alegría por tener sus propias crías para mimar, seguía acomplejado por no recuperar el peso que tenía antes de su embarazo, que en verdad no era algo por lo que el gatito se preocuparía, pues era un oso y si Jimin fuera un uno ya estaría resignado a ser una gran masa peluda.

—Tae no deberías hacer esto, todos los osos después del parto se vuelven más grande, muestra tu madurez y como un mecanismo de defensa con tus crías. Sabes que es natural, pero no, prefieres dejar que esas remilgadas Yeguas, con sus corsés ajustados te hagan sentir inadecuado para ser la pareja de su líder— el Oso refunfuño pues aunque no quisiera, no dejaba de notar esas diferencias, mientras por su trabajo en el jardín de oseznos, era común verlo despeinado y con ropas cómodas con ligeras manchas de colores, producto de diversos accidentes que venían implícitos en su contrato, era demasiado descuidado en su apariencia personal. Caso completamente contrario con las Omegas que trabajaban con Hoseok, en vestidos ajustados, tacones que exaltaban las largas y tonificadas piernas, siempre conscientes de su buena imagen.

—No lo entiendes Jimin, Hobi es un ganador de carreras. Su cuerpo está completamente tonificado y apretado, ningún gramo de grasa en esos maravillosos músculos. No quiero que deje de desearme por estar todo gordo— se quejó el Omega castaño, abrazándose a sí mismo de forma inconsciente, al sentir un escalofrió de terror invadirlo, ante la imagen de su Alfa mirando con deseo a una Yegua.

—Te desea lo suficiente para endurecer su pene cada vez que lo tocas, y para que un pene de 30 centímetros este lleno y dispuesto para el apetito de un Oso, no cabe duda que le gusta lo que ve cuando están en la cama— Taehyung se carcajeó con ganas ante esa oración, sabía que ninguno de los dos conservaba ese pudor vergonzoso que los rodeaba en sus años de adolescencia cuando hablaban de temas sexuales. Pero pensar en su adorable amigo, de tez blanca con una adorable coloración rosa en sus mejillas y nariz, coronado por un aro de oro de cabellera rubia, diciendo palabras tan atrevidas, le daba gracia, al parecer tan improbable en su imagen de inocencia.