Convivencia

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—Shin, ven pequeña, ven con papá. Mira, mira lo que tengo— Jungkook se encontraba tirado en el suelo, alargando su mano debajo del gran armario de su cuarto, agitando un pequeño ramo de plumas, que simulaban ser un demon volador, cerca de la bolita peluda que se encontraba muy en el fondo, pegada a un rincón oscuro. Los brillantes ojos de la pequeña destellaban en la oscuridad, mirando fijamente el juguete. La colita se movía en signo de interrogación, a la par que todo el pequeño cuerpo quería abalanzarse encima, pero muy consciente de lo que pasaría si seguía el juego, contuvo sus instintos.

Los Cambia-formas tenían distintas necesidad para un buen desarrollo, dependiendo de cada especie; la de los felinos entre otras, se destacaban las largas siestas en sus primeros años de vida, pues solo cuando dormían liberaban sus hormonas de crecimiento. El problema es que Shin tenía dos hermanos revoltosos, junto con las ansias de competir con ellos, por lo que a veces debían separarlos para que la dejaran dormir. No importaba que la pequeña fuera más grande que un gato estándar, por sus genes Lobunos y de Alfa, el pediatra seguía recomendando mantener sus largas horas de sueños. Por lo que aunque quisiera, alargar los juegos no era muy recomendable. Lo empeoraba todo que fuera después de la jornada escolar, justo cuando más necesitaba reponerse.

— ¿Qué es eso? Mira Shin, es ese punto rojo de nuevo ¿vas a seguir dejando que se te escape? — reto el mayor, moviendo el puntero laser entre las patitas peludas de su Cachorra. La pequeña maulló molesta, sacando sus garritas para arañar el aire, tratando de atrapar ese punto. Jungkook se arrastró por la mullida alfombra de su cuarto, alejando el objetivo, incitando a su hija a que saliera para alcanzarlo.

Pero la gatita no se movió. Jungkook suspiro, porque su hija era tan terca que podía mantenerlo allí por horas. A veces cuando su hermano mayor, se quejaba de que no contribuyera más a la Manada, cuando este solo tenía un cachorro, mientras él tenía tres Cachorros de demandaba mucha atención. Era injusto pero no sentía ganas de quejarse. Rara vez lo hacía, y solo si algo lo molestaba mucho. Sus pequeños definitivamente no entraban en esa categoría.

—Jungkook— llamó divertida, la melodiosa voz de su Omega, que se asomaba por el umbral.

Jimin se adentró al cuarto que compartía con su pareja, acostándose al lado de su rendido Alfa. Este lo miro con los parpados bajos, en esa expresión de tristeza que tanto le estrujaba el corazón. El Omega siempre ha sido consiente de Jungkook, y esa fragilidad emocional oculta. Podía jactarse de conocerlo mejor que nadie, al que posiblemente era el padre más entregado al cuidado de sus cachorros. Acarició los suaves mechones del Lobo que tanto amaba, sonriendo en grande al verlo animado por un pequeño toque de su parte. Era tan adorable, que sin importar que tanto Jungkook se sintiera orgulloso de tenerlo a él como pareja, no se comparaba a la dicha de saberse correspondido por este maravilloso ser.

Emocionado, Jimin se subió a la espalda de su Alfa, abrazándolo por el cuello a la par que acariciaba su mejilla con la contraria. Lo miraba y recordaba cuanto lo amaba. Jungkook por su parte, trato de voltearse para corresponder el abrazo y poder besar a su Omega, pero estaba atrapado y cuando alguno de sus gatitos no quería ser tocado, solo acariciar, no había nada que pudiera hacer, solo disfrutar los mimos acompañados de ronroneos.

El Alfa vio que Jimin había dejado de lado una bolsa de golosinas, seguramente había venido con el objetivo de dárselas, para atraer a Shin. Uno de los consejos de su suegra gatuna, era que la comida favorita debía ser preciada, solo en ocasiones específicas, no darla como recompensa, sino utilizarla para conseguir que le hicieran caso. Ese era su último recurso, por lo que la tomo, abriendo el envoltorio, para dejar que el aroma viajara hasta la Cachorra. No tuvo que esperar mucho, antes que pensara en sacar uno, la gatita ya estaba asomando su naricita.

¡Un baño para Purruminie! /Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora