Un viaje a lo desconocido

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Estaba furioso, desconcertado, confundido...
¿¡Quien mierda tomo esas paginas?! ¿¡Que carajos quieren conmigo?!
Le pregunte a Erika de si sabia quien podría tener interés en el libro, pero su respuesta fue negativa.
No sabia ahora que hacer, ni a donde ir.
Erika al verme hecho polvo, sentado en el suelo, se colocó a mi lado intentado ayudarme. Diciéndome que tal vez podría hallar respuestas, en la montaña Elbrus. Ya que según ella, ahí fue donde algunos sacerdotes se reunieron para escribir algunos de nuestros libros.
La montaña no estaba muy lejos, pero el camino hasta la cima seria complicado.

Empacamos provisiones y nos pusimos en marcha. Intente advertirle a Erika del peligro al que se exponía estando conmigo, aunque al mismo tiempo yo sabia que era el único que podía protegerla de los horrores de nuestro mundo.

Durante el trayecto, la conocí mas, ella era una chica bastante lista, aprendió de astronomía junto con su padre, los dos eran discretos, así que jamas tuvo problemas con los radicales que repudiaban las ideas de que las mujeres tuvieran las mismas oportunidades.
También me hablo sobre su familia y su vida, ella era hija única, su madre murió durante el parto, por lo que nunca la conoció. Y su padre era sacerdote de la ciudad de Santa Teresa, tenia buena reputación, y por lo que me contó ella, debió haber sido un gran sujeto.

Nuestro camino fue bastante sencillo y sin ninguna complicación. Llegamos hasta la cima donde había una pequeña choza. Ella me indico que ese era el lugar del que su padre le contó.
Nos metimos, era un lugar pequeño, en el cual solo había una cama al fondo y una mesa en medio. Y en la mesa ahí estaba... el libro #3.

Intente preguntarle de nuevo a Erika acerca de esto, pero ella solo me dijo que no sabia nada, ya que su padre siempre mantuvo en privado su trabajo.

La noche llegó, por lo que la tuvimos que pasar ahí. La deje descansar a ella en la cama mientras yo vigilaba hasta quedarme dormido.
Ya en la mañana y con mas calma, decidí contarle a ella quien era yo. Y lo que me había sucedido desde que emprendí mi viaje. Para mi sorpresa ella creyó en mis palabras.
Ella me interrogaba acerca de como fue, que sentí y cosas por el estilo. Veía sus ojos, y vi una mirada de esperanza. Tantas cosas que creía perdidas, comenzaba a recuperarlas.

Salimos de la choza, y contemplando el vasto horizonte, le pregunte a donde deberíamos ir.
Ella sugirió, cruzar las montañas para llegar a Eztec, también conocida como "La ciudad divina", ya que ahí solía residir el papa.

Así que decidimos ir hacia allá, un viaje largo que probablemente de mas preguntas que respuestas.
Bajamos la montaña, llegando al bosque que conectaba a una con la otra, cuando la noche nos tomó por sorpresa.
Intentamos caminar rápido para no cruzarnos con ninguna criatura, cuando de repente, Erika se paralizo.
Yo me detuve y le pregunte que ocurría, cuando voltee al frente y vi el porque de su horror. Un Licht; una criatura humanoide a la cual no se le puede ver el rostro, pero si sus ojos brillantes rodeados de oscuridad, tiene cuernos en forma de ramas en la cabeza, viste un traje de plumas y siempre tiene una farola en su mano derecha.
El es un guiador de almas, ayuda a quienes están atrapados como fantasmas en la tierra, los lleva a donde su alma deba ir por sus acciones en vida.

Le dije que no buscaba problemas con el, a lo que no recibí respuesta, por lo que decidimos cruzar lentamente, pasando de el. El siguió su camino, buscando almas en pena que vagaran en el bosque.

Desmond: ¿Estas bien Erika?
Erika: Si...solo algo asustada... no estoy acostumbrada a estas cosas.
Desmond: Descuida, ya no estas sola. Ademas, el no ataca a nadie, ni vivos ni muertos.
Erika: Es bueno saberlo... por cierto, ¿Cómo sabes todo esto?
Desmond: ¿Recuerdas aquellos libros de los que te hable?
Bueno...pues en ellos viene toda esta información. Y el que tenia tu padre, tiene información de mi, pero le faltan paginas.
Erika: Ya veo... entonces, ¿Tu eres quien salvará al mundo?
Desmond: Eso quiero pensar...
Erika: Pues me salvaste a mi...

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