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Erik

La soledad volvió a golpearme una vez más, pero Gerard tenía razón, ¿Cómo iba a pensar yo que ella se quedaría conmigo, teniendo a su perfecto Conde de Chagny?. Yo solo soy un monstruo y no merezco a un ángel tan especial como lo es ella. Ella merece una vida sin preocupaciones, al lado de un marido guapo y una linda casa donde tener una familia.

Mi estomago se contrajo al imaginar a Christine en brazos de ese hombre, pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Ella había hecho su elección, y si de verdad la amaba, tendría que respetarla sin importar lo doloroso que pudiera ser.

El silencio era imperturbable a mi alrededor, cuando de la nada se escucharon pasos pesados y apresurados.

"¡Erik!, Por favor ven y ayudame." Escuché a Gerard desdé el pasillo que conectaba a mi guarida. Rápidamente me levanté y me dirigí con apuro a donde se encontraba.

"¿Qué demonios te pa..." Cuando vi de lo que de trataba, me congelé. Gerard sostenía débilmente en sus brazos a una Christine demasiado pálida.

"Estaba en el tercer sótano, no sé que le ocurrió." Fui con prisa a su lado y tomé su fría muñeca, estaba viva. La tomé entre mis brazos y la llevé a una de las pocas habitaciones que se salvaron de mi furia, la habitación con estilo Luis Felipe.

La recosté en la gran cama, en mi mente se encontraban demasiadas dudas, ¿Qué hace ella aquí?¿No se supone que estaba con el Conde?. Iba a averiguar lo que estaba pasando.

"Erik, tiene signos de hipotermia. La ropa debe ser cambiada lo antes posible. Yo me encargaré de investigar por que está aquí mientras tú te ocupas de ella." Dijo Gerard que se encontraba en el marco de la puerta para después marcharse y dejarme con Christine inconsciente. Me incliné sobre su pequeño cuerpo mientras con una de mis manos acaricié delicadamente su mejilla.

"Por favor, Christine. Debes despertar, necesito que despiertes." La moví un poco, solo entonces pudo murmurar algo, pero su voz se encontraba tan rota que fue imposible comprenderle. Me llené de pánico, pues sabía que debía cambiar de ropas si no quería perderla para siempre; pero no tenía opción.

Un sonrojo apareció en mi deforme rostro,si ella se enterara de que le cambié de ropa, nunca perdonaría que un monstruo como yo la haya tocado; pero debo hacerlo. Oh, Christine. Lamento lo que voy a hacer pero es por tu bien.

>>>

Christine

Mis ojos se abrieron lentamente, confundidos por la obscuridad a mi alrededor. Todo lo que recordaba era que yacía en el frío suelo del tercer sótano. Mi cabeza dolía demasiado al igual que el resto de mi cuerpo.

De repente algo hizo click en mi mente, estaba recostada en una cama con finas sabanas de satén rojo. No había una sola vela encendida que me ayudara, sin embargo sabía donde me encontraba. Era la casa de Erik.

Los nervios se apoderaron de mi, ¿Qué le voy a decir?. Traté de sentarme en la cama pero en cuanto me levante un poco, me atacó un horrible mareo.

"No, Christine. No te levantes." dijo firmemente una voz entre las sombras. Yo solo pude asentir. Luego de unos momentos sentí una mano fría en mi frente y sin querer me estremecí ante el choque de ambas temperaturas. "Christine, estas ardiendo en fiebre. Permiteme ir por una infusión."

"Erik..." antes de que se marchara, lo tomé de la manga de su saco.

"¿Si, Christine?"

"Gracias por todo esto. Fue muy tonto de mi parte salir al exterior y venir hasta acá con la tormenta, pero necesitaba hacerlo." Mi voz cada vez se sentía más agotada, pero al decir estas palabras pude sentir la mirada penetrante de Erik sobre mi.

"¿Por qué?"

"Por que necesitaba verte, no puedo dejarte..." quería decir más, pero las palabras ya no pudieron salir de mi boca. Un silencio espectral se hizo en toda la habitación, sabía de alguna manera mis palabras le afectaron pero solo dije la verdad. Después de un par de minutos en silencio, él camino hacia la puerta alejándose de mi.

"Iré por la infusión, necesitas descansar." y solo se marchó.

>>>

¡Ya volví amigues! ¿Cómo ven el reencuentro! Es muy poco pero en serio quiero que esta historia se desarrolle bien, chale.

Ya que tenemos a nuestros dos protagonistas reunidos las posibilidades son infinitas, alch.

Se me cuidan y hasta el siguiente episodio bbs.

PD:Por cierto, si quieren hablar conmigo pues haganlo (necesito amigues, so sad)

El regreso del ángel «Phantom of the Opera 1990»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora