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El carruaje nos llevó a lo que parecía ser un castillo, era demasiado grande, tanto que de seguro me podría llegar a perder en ese lugar, ¿Ahí vive Philipe?. Con sumo cuidado el Mr. Gerard me ayudó a poner los pies en la tierra mientras que Philipe le decía algo al portero.
"¿Se encuentra ahora bien señorita?" ante esta pregunta solo asentí, aunque sinceramente bien era la palabra que menos me definía en estos momentos. El jardín del castillo solo contaba con arbustos demasiado bajos, nada de flores lo cual me pareció curioso por el gran terreno que contaban como para sembrar varias.
Al entrar los tres al edificio pude notar lo cálido que se estaba a gran diferencia de la tormenta que se encontraba en el exterior, la decoración era sencilla pero elegante, lo que se encontraba de moda en esa época en París. Philipe desapareció por un instante que apenas notamos.
"No te preocupes Christine, estarás en buenas manos" dijo mirándome a los ojos Mr. Gerard; al parecer por como se comportaban ambos hombres yo me iba a quedar aquí, pero simplemente no podía, un hombre estaba sufriendo al otro lado de París por mi culpa, por culpa de mis actos estúpidos y mortal curiosidad; "Christine, te juro que todo va a estar bien, no intentaré nada si es lo que temes, pero mi deber es protegerte de ese monstruo..." en cuanto escuché esa sola palabra mi corazón se detuvo para después mirarlo con desprecio, ¿Cómo se atrevía a llamar a Erik un monstruo? ¿Cómo Gerard no dice nada por la forma que llamó a su hijo? ni siquiera lo conocía como para siquiera hablar de él. Al caer la noche Mr. Gerard se fue, tal vez a consolar a su hijo, solo espérame Erik...
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Era demasiado borroso, apenas podía distinguir los colores de lo que parecía ser una catástrofe, pero la imagen ante mi poco a poco se hizo más clara hasta que pude ver una figura humana, y por sus ademanes se podía notar muy enfermo, entonces supe que era...¡Era Erik! ¡Mi maestro!, una desesperación se apoderó de mi, estaba sufriendo entre los escombros de su casa destrozada por él mismo, no... ¡NO! ¡Yo debo estar ahí! ¡Esta demasiado mal! ¡¿Por qué nadie lo ayuda?! ¡POR FA-
Mis ojos se abrieron de golpe, mi pecho agitado y mi cara mojada con lágrimas, esto era mi culpa, ¡mi maldita culpa! pero como yo causé esto debo solucionarlo, sin escapar del problema como una niña pequeña, debo enfrentarme a la realidad.
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La noche pasó demasiado lento sin que yo pudiera dormir de nuevo, cada segundo era un martirio para mi mente y a la llegada de la media noche mi cuerpo apenas respondía para salir de la cama, en parte por el frío pero aun por mayor era un horrible peso en mi pecho debido a la culpabilidad, la misma que me obligó a levantarme y colocarme una bata para salir, rezando por que la tormenta hubiera pasado e ir sin complicaciones a la Ópera Garniere.
Atravesé la puerta a hurtadillas como si de una ladrona me tratase; el pasillo se encontraba completamente oscuro como sacado de un libro de terror, la lluvia que al perecer no había parado azotaba contra la ventana de una manera demasiado potente, será imposible salir sin contraer un resfriado, pero en realidad necesitaba ir, cada parte de mi lo gritaba.
Registré con mi vista para encontrar la puerta por la que había entrado hace unas pocas horas pero este castillo era enorme y casi imposible para mi no perderme, después de minutos que parecieron una eternidad la encontré, era demasiado grande pero nada que no pudiera abrir, tomé mi capa y empujé fuerte, en cuanto hice esto mi cuerpo se estremeció por el frío de afuera, saqué un pie y después el otro hasta quedar a la intemperie, no había vuelta atrás...
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El regreso del ángel «Phantom of the Opera 1990»
FanficElla había visto su rostro, todo se rompió tan rápido como inició y él se sintió estúpido por creer que algún día tan bello ángel podría ver sin temor ese rostro maldito. °Basado en la versión de 1990 con toques de Leroux y Kay