Capítulo Catorce

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Abrí los ojos y la punzada dolorosa que sentí me hizo desear cerrarlos de nuevo y no volver a abrirlos más nunca.

Detallé cada rincón de la habitación en la que me encontraba y me pregunté a mí misma dónde mierda estaba. Me levanté de la cama rápidamente y mi cuerpo se arrepintió al instante.

Salí de la habitación y al reconocer el pasillo de la casa de Leah, me volvió el alma al cuerpo. Llevaba puesta la misma ropa de ayer y tenía demasiadas ganas de vomitar.

Busqué a mi amiga en la sala y no estaba. Me devolví al pasillo y abrí cada puerta como si esta fuese mi casa e ignorando el hecho que Leah no era la única persona que vivía aquí.

La tercera puerta que abrí, me llevó a encontrarme a mi amiga en su cama con la boca abierta, durmiendo. Me senté a su lado y moví su cuerpo con mis manos, levantándola.

"Leah, Leah, levántate."

Ella abrió los ojos y lo primero que hizo al verme, fue insultarme.

"¿Qué te pasa, Abbie? ¡Son como las ocho de la mañana, vete a dormir, maldita sea!"

No sabía qué hora era ni tampoco nada de lo que había hecho ayer. No me acordaba de nada. No recordaba ni siquiera cómo llegué a la habitación en la que me desperté.

Miré el reloj que tenía en su mesa de noche y este indicaba las 2:35 P.M.

"Van a ser las tres de la tarde, Leah," dije.

Ella se levantó de golpe y miró el reloj. "Maldita sea, ¿las tres?"

No iba a mentir, estaba asustada. Muy asustada. Había estado ebria muchas veces en mi vida, pero nunca hasta el punto de no recordar qué había hecho la noche anterior.

Mi memoria episódica estaba vacía.

"Leah, no recuerdo nada de lo que hice anoche. No recuerdo nada."

Mi amiga se sentó en la cama y recogió su cabello. Tenía el maquillaje corrido y llevaba puesta la misma ropa de ayer, al igual que yo.

"Obvio no recuerdas nada porque te tomaste tres botellas de vino, ¡tú sola! No es que te haya visto, es que Otis me lo dijo."

"¿Otis?"

"Sí, el chico que tenías a tu lado, con el que te besaste prácticamente toda la noche."

Si antes estaba asustada, ahora estaba jodidamente angustiada. "¿Qué? ¿Yo? ¿Qué? No recuerdo nada. No recuerdo absolutamente nada."

Miré al reloj de mi muñeca y... maldición. Maldición. Ni siquiera recordaba el mensaje de anoche del reloj. Había deseado esto más que nada en la vida e incluso lo había intentado, pero siempre fallaba. Pero ahora que no recordaba nada, ni siquiera eso, estaba totalmente aterrada.

"Leah, tienes que decirme todo lo que hice anoche."

"A ver, primero estabas bien y no sé si recuerdas que me dijiste que fuera a hablar con el chico que te dije que me gustaba, ¿recuerdas eso, cierto?" asentí con la cabeza. "Pues eso hice, nos llevamos muy bien y luego, sin entender cómo, nos estábamos besando. Nos besamos demasiado y tengo que decirte que es de los mejores besos que me han dado en mi vida. Luego, vinimos a mi habitación y lo hicimos, Abbie. Como tres o cuatro veces, no sé, pero fue lo máximo."

"Ok, ok, entiendo y me alegro por ti, luego me puedes dar los detalles, pero ¿qué hice yo?" pregunté, desesperada.

"Emmm... Bueno, cuando salí de mi habitación a buscar cervezas, estabas besándote con Otis apasionadamente, en el mueble, delante de todos. No podían quitarse las manos de encima."

11:43 PMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora