Me mudaba seguido de cuidad, cada año de mi vida era en un lugar diferente. Esa fue mi vida hasta que nos detuvimos exactamente cuando estuve en 2 grado del instituto, decidimos quedarnos en Chicago. Dejamos de movernos como gitanos
Exactamente ahí conocí a una de las personas mas frágiles y dulces en mi vida; Erin se convirtió en mi única e invaluable amiga, fue mi vecina hasta que cumplimos 15 años y ahora la que se iba era ella.
Su padre un hombre correoso de unos 58 años, decidió que era lo mejor después de que muriera uno de sus 4 hijos.
Cuando ellos se mudaron el padre de mi amiga ya no traía consigo su tan valorado chaleco de cuero, ese que era como su segunda piel y su tan amada moto que él mismo le cedió a su hijo, cuando acabaron de hacer su mudanza vi desde mi ventana como el camión de la mudanza se iba en una dirección y el hermano de mi amiga en camino paralelo a estos montado en la moto que recién había recibido