𝑆𝑤𝑒𝑒𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟; ᴋɴᴊ [𝘦𝘥𝘪𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰]

I.XIII. Eon.

Madison
Abril 3, 2019.

Pasé los últimos dos días en casa de mis abuelos, como lo había prometido.
Pero ahora era tiempo de regresar a la ostentosa ciudad de Los Ángeles, California, a continuar trabajando.
Hailey me recibió con un abrazo enorme apenas me vio tras la puerta de nuestro apartamento compartido.

-Mads, te extrañé demasiado. -Me dijo en medio del abrazo.

-Yo también te extrañé, Hailey, pero no me aprietes tan fuerte. -Dije como pude, ya que ella me estaba apretujando.

-Oh, lo siento. -Dijo rompiendo el abrazo.

Solo le sonreí mientras ambas poníamos mis cosas en el apartamento.
Mi ánimo no estaba de lo mejor, pero de cualquier manera se sentía muy bien estar aquí de nuevo. Por más que me haya enamorado perdidamente de Corea del Sur, ciertamente una parte de mi corazón siempre estará en California.

-Has perdido peso. -Dijo Hailey en un tono repentinamente serio.

-Sí. -Respondí mientras caminaba hacia mi habitación.

-¿Cuánto? -Insistió siguiéndome.

-Yo no... no, no lo sé.

-Mientes. Porque balbuceas cuando mientes. -Parpadeé lentamente. ¿Por qué me conoce tan bien? -¿Cuánto peso has perdido?

-Me senté a la orilla de mi cama y ella se quedó parada, mirándome hasta que le respondiera. -Once. Once kilos.

-Hailey torció su boca e hizo una mueca de desaprobación con los labios apretados. -Sabes que no me gusta regañarte, pero lo que estás haciendo no está bien...

-Sí, lo sé, y estoy intentando corregirlo pero con tantas cosas que han pasado no me siento bien. No seas exigente conmigo.

-Madison, no estoy exigiéndote mucho pero por favor, no seas dramática. No tienes una enfermedad terminal.

-Hailey, ¿Acaso no recuerdas los estudios que te mostré de mi cerebro después del atentado? Tengo un severo caso de estrés postraumático, mi cerebro parece un puto árbol de navidad con tantas zonas afectadas estando iluminadas. No me lo estoy tomando como un juego.

-Por supuesto que lo recuerdo, y no estoy minimizándolo, pero no me gusta verte así. -agaché mi cabeza y sentí que ella se sentó a mi lado en la cama. -Solo quiero que sigas con tu vida normal. Eres una persona increíble y no quiero que algo como esto te deje abajo. Has hecho todo lo posible por consolar a las familias de esas personas. Pagaste toda la organización de sus funerales, estuviste presente con ellos, no ent...

-Sí, lo hice, ¿Y la culpa que siento quién me la quita?

-Nadie, porque en primer lugar jamás la tuviste.

-Pero no puedo evitar sentirla. Te he dicho que estoy trabajando en ello, por favor dame tiempo. -La miré seriamente por un momento y después continué hablando. -Necesito ir al estudio y sacarlo todo allí, tengo mucha mierda que escribir.

-Esa es una buena idea. Sé que te sientes mejor cuando produces. -Nos sonreímos mutuamente y ella me abrazó por los hombros. -Ve. Anda a convertir tu corazón roto en arte.

[...]

Pasé un largo día en el estudio, pero en realidad allí las horas parecían ser segundos.
Hoy no grabé nada, me dediqué simplemente a escribir, siendo lo que necesitaba hacer.

Estaba en camino a salir del edificio, pero al intentar cerrar la puerta de mi estudio, esta de trabó.
No tuve más remedio que intentar moverla, pero era demasiado pesada y no podía desatorarla.
De repente, escuché una voz familiar por el pasillo.