Minseok, el perro & yo

3

♥️🐶♥️

—Sohee, Jongdae, ¿no van a venir a desayunar? —escucharon como la madre de Sohee les gritaba.

—Sohee, haz que los gritos paren —decía Jongdae tapándose los oídos con la almohada.

—Hay que bajar, Jongie, o ellos van a subir y apestas a alcohol.

—No quiero —decía moviéndose en la cama.

Sohee se levantó y abrió las cortinas dejando entrar la luz, después abrió la ventana para que corriera aire.

En eso tocaron la puerta y Minseok entró al cuarto de su hermana.

—So, tenemos hambre, bajen.

—Yo estoy lista, dile a él —señaló a Jongdae quien seguía acostado sobre la cama cubriéndose de la luz.

—¿Jongdae?

—Todo da vueltas —decía lamentándose.

Minseok se rio.

—Eso debiste pensarlo antes de beber tanto, vamos, ayudaré a distraer a papás.

Ya que era Minseok quien se lo había dicho, Jongdae se levantó con toda la pesadez del mundo encima. Se sintió mucho mejor después de lavarse la cara y los dientes, al menos ya podía acompañar a la familia de su mejor amiga y futuro novio en el desayuno.

Los padres de su amiga trabajaban mucho en la semana y solo estaban disponibles los fines de semana, por eso Minseok y Sohee valoraban mucho esos días.

Era diferente en la casa de Jongdae, donde su madre estaba todos los días y junto a ella esperaban a su padre todos los días para cenar.

El desayuno transcurrió tranquilamente y si los señores Kim se dieron cuenta de la resaca que se cargaba Jongdae, no dijeron nada al ver que sus hijos estaban en perfecto estado.

Al momento de despedirse, Sohee le había enseñado una grabación de anoche que tenía en su celular.

Lo peor no había sido escucharse cantar borracho, cantaba igual de hermoso que cuando estaba sobrio, lo horrible había sido que se había confesado a Minseok.

¿Cómo pudo haber sido tan tonto?, en su mente se había figurado millones de escenas románticas donde por fin confesaba sus sentimientos hacia el chico y ahora todo se había arruinado por culpa de un par de copas.

Bueno, en realidad no fueron solo un par de copas, fueron muchísimas y no precisamente de la medida de una copa. Pero eso ya no importaba, todo estaba en el pasado. Ahora lo que tenía que hacer era arreglar sus problemas.

Le debía una explicación a Minseok y una disculpa.

—Creo que debo hablar con Minseok —le dijo a su amiga.

—¿Estás seguro?, oppa es un tonto, de seguro ni le tomó importancia.

Tal vez Sohee tenía razón y aunque no lo hizo notar, le dolió la cruda realidad de su comentario.

—Me sentiré mejor si lo hago.

—Por supuesto, le diré que venga. Cuídate, Jongie.

—Adiós, So.

La pelirroja entró a su casa y Jongdae se quedó esperando en la entrada. Unos minutos después salió Minseok, el sol le dio en su piel y lo hizo ver más blanco de lo que era, también resaltaba su cabello rubio.

¿Cómo podía existir alguien tan perfecto?

—Me dijo Sohee que tenías que hablar conmigo.