Minseok, el perro & yo

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♥️🐶♥️

—¿Pero estás segura de que sí va a ir? —preguntó por cuarta vez en el día.

—¡Que sí! —respondió Sohee irritada y sin paciencia.

—Lo siento, es que aún no me lo creo.

—Oppa piensa que nuestros padres no me iban a dejar ir si no venía él conmigo. Prácticamente lo estoy obligando a venir haciendo uso de su deber de hermano mayor.

—¿Y estuvo de acuerdo así nada más?, ¿no cuestionó nada?

—Al principio estaba un poco molesto, pero después accedió. Así que si, es seguro que vendrá con nosotros.

—Guau, sigo sin poder creerlo —se movió el cabello de la nuca nerviosamente.

Aunque no había invitado a la fiesta a Minseok personalmente y el pobre chico estaba siendo obligado a ir, Jongdae sentía que estaba haciendo un avance en su futura relación.

Quizás hoy hablarían entre ellos, beberían cómodamente y quién sabe, hasta podrían bailar un rato. Jongdae era un asco para el baile, pero si a su lindo Minseok le gustaba bailar, entonces a él también. Inconscientemente sonrió al imaginarse la escena.

—¿Ya estás fantaseando? —le pegó Sohee en el brazo despertándolo de su sueño—, ¡concéntrate!, yo ya hice mi parte, ahora te toca a ti hacer el resto.

—No te preocupes, está todo cubierto, Baekhyun dice que me ayudará en lo que pueda.

—Realmente espero que haya avances el día de hoy, toda esta situación me está cansando. Minseok es un tonto, ¿por qué te gusta tanto?

—Es perfecto —volvió a sonreír.

—Si tú lo dices.

🐶

El resto de sus clases se le hicieron eternas. Pero pronto la hora de salida llegó y era libre como el viento.

Estaba tomando su bicicleta junto con Sohee cuando Baekhyun se acercó a ellos, venía tomado de la mano de Chanyeol.

—Jongdae, Sohee, los veo esta noche —dijo sonriendo.

—Claro —respondió su amiga.

—Espero también conocer a Minseok —se dirigió a Jongdae mientras le guiñaba el ojo.

Se despidieron de ellos y se fueron.

Sohee y él se subieron a su respectiva bicicleta para hacer lo mismo.

—Pasas por nosotros a las ocho, ¿verdad? —preguntó ella.

—Si, mamá me prestará su auto.

—Tu madre te malcría —dijo

—Las ventajas de ser hijo único.

Se despidieron entre ellos y cada uno tomó camino a su casa.

Al momento de entrar a su hogar, un delicioso olor a sopa de wonton invadió su nariz.

—Chen, ¿eres tú? —gritó su madre hablando mandarín desde la cocina.

—¿Quién más sería? —llegó con ella y le dio un beso en la mejilla.

—Prueba la sopa de wonton y dime si le hace falta algo más —sin esperar una respuesta afirmativa, le metió una cucharada de sopa en la boca. Estaba caliente pero nada que no pudiera soportar.

Los ojos de Jongdae se cerraron y se sintió en el paraíso.

—Māmā, esto está delicioso.