Sin ella

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No podía imaginar su vida sin él. Y aunque muy dentro de ella sabía que pensar de esa forma la llevaría a la locura, no le importaba nada. Lo quería, demasiado. Tanto así que siempre que lo veía temía que el no la quisiera. Ni como amiga, ni como nada.

Nunca esos ojos azules se parecieron tanto al cielo como esa noche. Pero como siempre, ella se sentía cómoda con él.

El tan solo pensar en ellos dos juntos contra el mundo la ponía nerviosa. Pero lo cierto es que siempre fue así. Ellos dos.

Desde que se dio cuenta de lo que sentía, no paraba de observarla, preguntándose en cómo rayos esa maniática le robó la cordura. No perdía el tiempo, pareciera que se aprendió cada parte de ella.

- ¿Y es linda?- Preguntó la peliroja alzando su ceja. El rubio solo la miraba confundido sin saber a qué se refería – Hablo de la chica que te tiene así.

- N-no y-yo...- Se vio aun más nervioso y resopló, pues ya era tiempo de aceptarlo de una vez -Más que eso.

- ¿En serio? No creo. Tal vez es solo porque te gusta que la ves así. - Se cruzó de brazos, pues no creía a alguien más hermosa que ella.

- Lo e...- Fue interrumpido por la aparición de esta pelinegra con la mirada en llamas.

Esta se metió en medio de la conversación y cogió al rubio por el cuello y lo atrajo hasta quedar a una distancia peligrosa.

- Eres un idiota Boruto Uzumaki – Su ceño fruncido hacia competencia con la mirada sorprendida y embobada de este – ¡Mira que dejarme aquí!

- Es bastante bonita...- Menciona el pelinegro estático, automáticamente la Uchiha suelta su agarre y lo mira alzando una ceja ante lo mencionado.

La peliroja apretaba sus puños. Sus intentos en vanos de coquetear al rubio en esa misión se perdieron al ver como este seguía viéndola como lo más perfecto y único de este mundo. Con envidia y rabia acumulada veía como aquella mujer extraña y cautivante veía a su compañero de equipo esperando alguna respuesta.

- Nosotros nos vamos. Ya hemos hecho lo que teníamos que hacer aquí. - Dijo la peliroja manteniendo su mirada en ella, jalándo al pelinegro para irse.

- Mmm, yo llevaré el informe entonces... 

El rubio notaba la tensión que repartía aquella chica con cabellos rojizos. Sin decir palabra alguna, ambos sujetos se retiraron.

- Rara... 

- Tu lo eres más...- Mencionó el rubio. Sorprendido de no recibir respuesta alguna de esta, quien solo veía el camino por el que se fueron los desconocidos.

- Es muy linda. 

- ¿Eh? - No sabía qué era exactamente lo que pasaba por la cabeza de la pelinegra. 

- Que es muy linda, sordo. - Lo miró con irritación. 

- ¡Te oí! Solo que no sé a qué te refieres. 

- Ni yo sé. - Se giró y vio como se acercaban a estar a su lado. 

Pero Sarada estaba por lejos de ser despistada. Porque puede que la chica de hace unos momentos sea demasiado para la vista humana, tanto que duela verla, porque aun así una parte de Sarada le grita que Boruto no le prestó atención. 

Ese pensamiento la hizo alertarse. 

Pero también la hizo feliz. Malditamente feliz. 

- ¿Por qué sonríes? 

Soltó una pequeña risa para luego colgar su brazo con el del rubio, sonriendo abiertamente. 

- Por nada. - Boruto alzó una ceja a su dirección - Solo olvidaré que te fuiste a esa misión sin mi. 

Boruto solo pudo sonrojarse débilmente. Por tenerla cerca, por verla sonreír y porque era Sarada. Sarada Uchiha, quien ocasionaba siempre en él un tumulto de emociones. 



Mil vidas contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora