Algo que decir

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- Creo que me gustas...

Soltó sin más. Y sintió que todo lo acumulado se iba, hasta pensó que esa carga la extrañaría.

⁃ ¿Crees?

Ambas miradas iban dirigidas a esas flores amarillas, con miedo a verse a los ojos, pero sin ningún rastro de emoción en sus rostros.

⁃ Está bien, no creo. Me gustas. Ya lo dije.

Soltó todo el aire que no sabía que estaba reteniendo y la miró.

Sabía que estaba siendo un cobarde todo este tiempo al no decirle sus sentimientos. Y el estar ahí sentado, con la chica más hermosa que podría imaginarse, soltar todas esas palabras y no dignarse a mirarla, era una total estupidez.

Cogió valentía de ve tú a saber donde, y agudizó su mirada en ella, quien al ver cómo el cuerpo de este se dirigía a ella, lo miró.

La chica que nunca se quedaba sin palabras en su amplio vocabulario, la que siempre que se trataba del rubio ponía peros, se quedó muda. Tenía un extenso mar de cosas que decirle, pero nada de ella salió. Simplemente sonrió de lado.

⁃ Ya lo predecía.

⁃ ¿Qué cosa?

⁃ El que yo te gustara.

⁃ ¿Tan evidente soy?

⁃ Créeme que no.

Le dirigió una mirada confusa a la pelinegra.

⁃ Por un momento pensé que sí te gustaba. Pero ciertas actitudes tuyas, me decían que eran imaginaciones mías.

⁃ Ah.

Volvieron su mirada a ese manojo de flores a sus lados y se quedaron en silencio unos segundos, quizá más que eso.

⁃ Creo que también me gustas.

⁃ ¿Crees?

Sarada se rió para luego decir:

⁃ No creo que me gustas. En verdad lo haces. Me gustas, Boruto.

El mencionado sonrió ampliamente.

Lo que ambos pensaban que sería; una conversación emotiva, rechazada, hasta incómoda, no pasó. Para ser primerizos en eso, lo estaban haciendo bastante bien.

⁃ ¿Qué hacemos ahora?

⁃ No lo sé. - Un color rojizo se acomodó en las mejillas de la Uchiha.

Y sin más, soltó lo segundo que más quería decirle. Lo primero era confesar que le gustaba.

⁃ ¿Quieres ser mi novia, Sarada?

⁃ Si.

Su pecho se llenó de mil emociones, de felicidad, alegría, hasta de cansancio, sintió que todo ese camino había valido para algo, para todo. Sentía una sensación de calor y pinchazón en su pecho, sus dedos cosquilleaban. No podía creer como una simple palabra lo pusiera tan feliz.

Estarían juntos. En verdad lo estarían. Y no pensaba estropearlo por nada del mundo.

⁃ Pero no ahora.

¿Les había dicho que esa chica era experta en subir y bajar su ánimo con lo que sea que diga o haga?

⁃ ¿Qué? – La sonrisa brillante que tenía se desvaneció tan rápido como apareció.

⁃ Seré tu novia cuando todo este lío de la guerra termine, Boruto. – Le regaló una sonrisa.

⁃ ¡No puedes ilusionarme y quitarme esa mierda así, Sarada! – Exclamó.

Mil vidas contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora