Poción amorosa

1.2K 76 7
                                    

POV Josie

--¿Cuándo podremos pasar tan siquiera una semana completa sin que la escuela sea a tacada por algún monstro raro o aterrador? —Preguntaba Lizzie mientras nos agachábamos de tras del escritorio de papa, ocultándonos de, como dijo Lizzie, algo aterrador.

Ya hace más de dos meses la escuela era atacada de dos a tres veces por semana maso menos, por seres que conocíamos solo por mitos y leyendas. Se presentaban haciendo desfiguros, causando terror a los estudiantes, buscando la daga, la cual según los libros buscaba un portador, que al tenerla en sus manos tendría de dos opciones, salvar al mundo o destruirlo todo.

Este día, en la lista de los monstros no invitados, se encontraban un grupo de duendes. Pequeñas criaturas de no más de sesenta centímetros de altura, panzones, barbudos, con orejas largas y puntiagudas, dientes afilados y piel verdosa. Por un lado, se podría decir que se veían tiernos, pero la verdad es que eran el infierno en carne propia.

--¡Esto no puede ser cierto! —Grito Lizzie llevándose las manos a la cara en forma de terror, al escuchar gritos por el pasillo, la puerta estaba cerrada.

--Tranquila, dijo papa que aquí estaríamos a salvo de esas cosas

--¿Los viste? ¡Están espantosos! —Volvió a gritar

--Lizzie cierra la boca nos van a escu-- No termine la frase en cuanto escuche una voz maleosa en la puerta, en seguida se escucharon unos toquidos en la puerta

Toctoctoc

Se escuchó despacio y a cierto punto dramático. Voltee a ver a mi hermana quien trago saliva, le indique con mi dedo y boca que no hiciera ruido. Las dos cortamos las respiraciones.

El silencio era suspensivo. Después de como dos minutos volvía a respirar normal, apenas abrí la boca para tratar de tranquilizar a Lizzie, pero pegué un gran salto al escuchar cómo se caía la puerta de un golpe y un alto grito de Lizzie. Las dos, sin pensarlo más, corrimos hacia el baño de la oficina. Voltee hacia atrás para encontrarme con tres pequeñas figuras humanoides corriendo curiosamente hacia nosotras, riéndose malévolamente, con huevos de comida en las manos dispuestas a lanzárnoslos.

Si, tal vez suena raro, pero así era, todos los monstros pasados habían intentado aniquilar a quienes se interpusieran en su camino para obtener la daga, pero los duendes no eran así, aniquilar no estaba en su naturaleza, pero si ser maliciosos y traviesos.

Mientras estos nos querían ahuevar, otros hacían desmadre por toda la escuela y otros buscaban la daga.

Antes de llegar a la oficina de papa, en la huida, logre ver a varias víctimas de ellos.

Por ejemplo, Hope trataba de escapar del salón de magia química en donde no dejaban de hacer explosiones mágicas, aventando pociones y combinándolas, pero no saldría, había dos duendes forzando la entrada.

MG y Caleb gritaban dentro de la cafetería al sentir lo caliente de toda la comida que después de volar por los aires caía en todo su cuerpo, especialmente su cara.

Penélope se cubría la cabeza tratando de evitar los impactos de los libros voladores en la librería. Rafael y su manada esquiaban balones en el gimnasio. London permanecía en el suelo, tapándose los oídos con fuerza en el salón de música, tratando de que sus tímpanos no se reventaran con la música tan alta y su sentido que los pequeños mostros tocaban en un tono demasiado alto.

Nos habían tomado por sorpresa, por su tamaño se podían ocultar en cualquier lado, así que no los detectamos hasta que ya estaban dentro de la escuela.

Papa, Emma y Dorian estaban en el sótano encontrando una forma de detenerlos sin dañarlos. Emma trataba de hacer un hechizo que hiciera que se fueran y no volvieran.

Enredadas EmbrujadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora