I love you mama

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Un largo camino para volver a casa, eso sintió Sarada mientras iba en el autobús, venía pensando en que le diría a su madre al llegar a su hogar, la había tratado tan mal la última vez que se vieron, se sentía mal por haberla culpado del rompimiento de su familia...

Eso obviamente no era verdad.

Su madre se enamoró y no podría culparla por eso, simplemente ese amor que tenía sus padres se esfumó, tal vez lo vio venir, eso de que su padre viajaba todo el tiempo y no estaba la mayoría del tiempo en la casa, su madre debió de sentirse tan sola, no podía culparla.

Además de que ella como madre siempre ha sido tan cariñosa y es su mejor amiga, y la amaba más que nada, pero el hecho de que su familia ya no será como antes, la atormentaba.

Si su madre quiere ser feliz y lo es con ese tal Sasori, bien por ella, aún así la seguirá queriendo.

—¿En qué tanto piensas? — la voz del rubio adormilado la interrumpió —¿Tomatito? —

Sonrió ante el apodo.

—Pienso en que le diré a mi madre cuando la vea— le dice cabizbaja mientras acarcia su mano —Fui tan grosera cuando salí de casa...—

Él aún soñoliento le contesta.

—Con el hecho de que te disculpes, ella estará feliz— dijo cerrando los ojos —Solo te queda apoyarla, debe sentirse lo suficientemente mal con todo esto para agregarle tu enojo, el hecho de que se haya enamorado de otro no significa que no te ame a ti—

—Lo sé— susurra —Las peleas de madres e hijas son horribles—

Se acomoda en su regazo.

—Si te soy sincero, nunca vi a Hima pelear con mamá— contó —Pero siempre discute con mi abuela—

Reí por eso.

—Bueno, entonces tendrá que disculparse igualmente—

—Ojalá—

𓆉

La pelinegra entra su casa discretamente para que no la vayan a escuchar entrar, no quería que su hermano se despertara, después le contaría a su padre que tenía novio.

—¿Sarada? — una voz femenina la hizo retroceder —¡Hija! ¿Cómo te fue? —

Paro en seco al oír su voz, su madre la había escuchado entrar.

—¡Mamá...! — dijo algo incomoda —Estuvo bien— ella sonrió mientras le ayudaba con la gran mochila que traía.

La mujer se veía alegre, hoy traía el cabello suelto, no tenía maquillaje y viendo su ropa significa que estaba en la cocina, puso la mochila en el sofá, mamá usualmente es alegre, pero había algo que siempre la delataba.

Los ojos hinchados de ahora, es una de esas cosas.

Estuvo llorando.

—¿Mamá? — la nombró, ella dijo un "mhm" que afirmaba que estaba escuchándole mientras sacaba las cosas —Lo siento—

Dejo de sacar las cosas para mirarme.

—Yo sé que no he sido una buena hija— miré al suelo —He sido grosera, no veía lo que sentías, te juzgue y trate mal... Sin importarme tus sentimientos, eso estuvo mal y estuvo mal hablarte de esa manera, lo siento y quiero que sepas que te apoyo en todo...—

Mi mirada seguía en el suelo no podía verle la cara, me sentía avergonzada por todo lo que había hecho, pero mi madre es tan comprensiva y me ama tanto que sentí sus brazos sobre mi, mientras la escuchaba sollozar.

Cartas para un amor no correspondido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora