Capítulo 4

1.8K 189 132
                                    

—Sabes que no podemos entrar con la cámara Elise —me dijo mi madre mientras cerraba su cartera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Sabes que no podemos entrar con la cámara Elise —me dijo mi madre mientras cerraba su cartera.

—Noel quiere que le saque una foto —respondí al prender mi Polaroid modelo Brownie.

—Solo pido una foto antes de entrar mamá —interrumpió a regañadientes mi hermano menor—, escuché rumores que iban a empezar una modernización en el próximo año.

—Si hubiéramos ido a Les Invalides, esto no hubiera pasado —agregó Lorraine.

—¿Para que te quedes viendo como idiota la tumba de Napoleón por dos horas? —le respondí— No gracias.

—Solo lo estudio —dijo a la defensiva. Lorraine amaba a Bonaparte, algo que no es común viniendo de una persona que tiene sangre inglesa. Todos sabemos que Napoleón tenía la ambición de conquistar los mares y tierras inglesas, pero en los resultados de Waterloo, cuando la armada inglesa ganó, solo terminaron por destruir sus sueños.

—Si tu bisabuelo te escuchara, le daría un infarto de nuevo —dijo con un tono triste mi madre, la de la sangre británica.

—Ya dejemos ese tema —dijo mi padre al ver la actitud de su esposa—. Elise, solo tómale la foto a tu hermano.

—Para luego —habló mi madre—, guardar eso —señaló mi cámara— en el auto —dijo al cerrar su cartera.

Mi hermano se colocó en la entrada del gran museo de Louvre y miró hacia su derecha.

—Tómame una foto como si no me diera cuenta —me dijo.

—¿Qué? —estaba confundida.

—Créeme, en el futuro todos lo harán.

Me encogí de hombros y accedí a su requerimiento. Saqué dos fotografías, ya que las personas que entraban y salían interrumpían en el perfecto fondo que la infraestructura del Louvre mostraba. Vi como Noel agitaba las fotos para poder revelarlas, me daba risa como se veía, pues nunca le dije que no era necesario agitarlas para que se revelen.
Antes de guardar mi cámara, decidí tomar un recuerdo del museo, al colocar el visor junto a mi ojo, me permitió ver a través del lente a las personas, los guardias de seguridad, la entrada principal del museo y a él.
Roger estaba ahí.

Bajé mi cámara de inmediato para mirar si lo que me mostraba el visor era cierto y efectivamente era verdad. Traía los cabellos mojados, llevaba una remera blanca y unos jeans azules. Se encontraba mirando maravillado una parte del museo creado en 1792.
Elevé mi Polaroid y al captarlo a través del visor, le saqué una foto que al revelarla, dejaba ver su perfil con la mirada hacia arriba, captando la maravilla francesa.

Fantasy «Roger Taylor»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora