Epilogo.

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- ¡Feliz aniversario de cinco meses, Emma!- una dulce voz me hizo despertar. Abrí los ojos pestañeando  varias veces para que se fuera el sueño y ahí estaba Dean frente a mi cama.  Un enorme ramo de margaritas sobresalía en su espalda, supongo que el tonto lo estaba intentando esconder, en su otra mano había una caja no tan grande ni tan pequeña.

Tal vez yo estaba demasiado cansada y adormilada que no note que la habitación estaba llena de globos que sostenían fotos que nos habían tomado. No solíamos tomarnos muchas fotografías él y yo, porque Dean cuando se acercaba a mí se sonrojaba demasiado, y a él le incomodaba que saliera rojo en las fotografías, pero estos últimos meses con su pequeño cambio ya le daba igual.

Una enorme sonrisa se pintó en mi rostro, pero luego comencé a reír. Dean me miro confundido, su rostro parecía demostrar decepción, pero negué varias veces con la cabeza y me calme.

- Dean, nuestro aniversario es en dos semanas, y sería nuestro sexto, no quinto mes- el, aunque su supuesta fase de “Ya no me sonrojo”, se puso rojo como un tomate y se rasco la nuca.

- Y-Ya lo sabía, Emma- rodee los ojos –Bueno ¡Castiel me dijo que era hoy! Ese idiota me las va a pagar…-

Me pare en mi cama sobre mis rodillas, me incline a él para estamparle un dulce beso en sus labios, el me jalo de la cadera para atraerme más cerca. Pero fue entonces cuando dije hasta ahí. Separe mis labios, algo avergonzada por haber terminado nuestro beso mañanero.

-¿Qué está mal?- me pregunto el con sus cejas algo fruncidas. Negué con la cabeza y sonreí un poco –No, no me vengas con eso Emma, últimamente que te beso te separas de mi demasiado rápido… ¿Ya no quieres tener relaciones conmigo?- soltó de golpe.

-Dean, nunca hemos tenido relaciones. Y no me separo rápido apropósito…- pensé un momento en saber que decir, le había estado guardando un secreto muy grande últimamente a él. –Necesito decirte algo muy importante Dean…- dije algo nerviosa, el me miro con preocupación y asintió varias veces –Yo…-

-¡Daniel, Emily, ya está el desayuno!- gritó la madre de Dean desde la planta baja de la casa. Solté un gran suspiro y él se levantó dejando las margaritas en mi mesita de noche.

-¿Me lo dices luego?- pregunto Dean restándole importancia.

Asentí varias veces y salimos del cuarto a paso lento, cuando bajamos Castiel, James y los niños ya estaban ahí.

Dean soltó un berrinche a mi lado dándose cuenta que el desayuno aún no estaba listo. Yo comencé a reír.

-Oh, Daniel ya estás aquí- dijo su madre sonriendo con alegría –Ayúdame a poner la mesa-

El  a regañadientes comenzó a poner la mesa.

Un consejo para ustedes mis amigos, nunca hagan caso a la primer llamada para bajar a comer. ¡Es una trampa! Ellos quieren que pongas la mesa…

-¿Ya le has dicho, Emma?- pregunto Mark.

Yo negué con la cabeza algo avergonzada  para luego encoger mis hombros.

-No importa Mark, de todas formas todavía faltan unos días, y tú sabes que ese tipo de relaciones no las soporto- hice una pequeña mueca –hay que darnos una oportunidad para un cambio, no todo el amor se va a reducir siempre a tu primer novio.

Mark cerro su maleta con esfuerzo, Dake se encontraba en la cocina para traer comida chatarra para comer. Yo estaba en su casa evidentemente, Teresa y Robert estaban perdidos en su círculo amoroso y empalagoso en otra habitación.

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