El silencio en el cuarto era existente, los latidos de mi corazón retumbaban por toda la habitación, y los sollozos de mi ser inundaban mi alma. Mi vista recorría cada parte del techo, como era posible que hayan pasado tres semanas y aún no despertarán. Mi corazón pedía a gritos ser rescatado del infierno que vivía, pero mi paciencia se agotaba cada día más. Ahora solo me preocupaba una cosa, morir y que el despertará cuando ya no estuviera. Los doctores decían que ambos estaban bien, pero yo sabía que mentían, algo les preocupaba, conocía a mi tío.
Me moví un poco entre mis cobijas y una lágrima resbaló por mis mejillas. No me hacía a la idea de morir, yo quería vivir, pero Dios no quería eso para mí. Antes no me importaba morir, mi padre estaría bien pero ahora me dolía dejar a todos mis seres queridos, en especial a él, el amor de mi vida, Brandon. Tenía miedo que se enojará por haberle ocultado mi enfermedad pero era algo que se me hacía innecesario contar pues se suponía que la enfermedad ya se había ido, al parecer es un pecado vivir. Mi vida era una estupidez.
Había encontrado al amor y pronto lo tendría que dejar ir. Moví mi cabeza para borrar esos pensamientos de mi cabeza y decidí levantarme de mi cama. Caminé hasta las escaleras pero detuve mi paso al oír a mi padre hablar con alguien.
-No digas eso, por favor, tienes que encontrar una cura – susurró en el teléfono - ¿Por qué no? – era obvio que papá hablaba con mi tío. - ¡Dijiste que había desaparecido! – gritó en el teléfono mi padre y se escuchó algo estrellarse con la pared. Baje corriendo las escaleras y corrí a los brazos de mi padre.
-Tranquilo, aquí estoy papá – susurré en su oído. Las lágrimas de mi padre revolvieron todo mi ser, y mis ojos no tardaron en llenarse de pequeñas gotas de agua.
-Lo siento hija, te fallé – susurró mi padre en mi pecho, negué con la cabeza y con un susurró dije
-No es tu culpa – mi padre estalló en lágrimas, él lo sabía, no podía hacer nada para salvarme, nunca estuvo en sus manos el salvarme – Aún estoy aquí papá – susurré en su oído después de unos minutos. La respiración y los sollozos de mi padre se calmaron, y aún en el suelo, se había quedado dormido. Toque con delicadeza su cabello y acaricie su espalda. –Nunca te dejaré… - susurré.
Nunca supe lo que se sentía ese vacío que abarca en tu corazón cuando sientes que algo te falta, ahora la sentía, lo que me hacía falta era tiempo… tiempo para vivir.
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Livin in the Shadows (Brandon Meza) [2da. Temporada]
FanfictionTras la noticia de que su enfermedad había vuelto atacar su cuerpo, ____ tiene otros problemas más que enfrentar. Al parecer su muerte no es la mayor preocupación que invade su cabeza, sino la pregunta de cómo hará recordar al amor de su vida el amo...