Ya llevaba un mes viviendo con Potter, y aunque al principio se había opuesto, la chica tenía razón, él había dado su palabra a su único amigo de que cuidaría de su familia, y Lucius Malfoy podía ser cualquier cosa, pero si había algo de lo que se podía jactar era de ser un hombre de palabra.Nada había variado en ese tiempo, salvo que ahora tenía comida de verdad sobre su mesa y la compartía con Potter, por lo demás ni se notaba que ella estaba allí; siempre tan silenciosa o en su habitación, había días en los que Lucius hasta se sorprendía de verla aparecer, ya que ni recordaba que alguien más vivía en la casa.
Una tarde en la que estaba sentado frente al fuego de la chimenea, como todos los días en una invariable rutina que no había dejado ni por la llegada de Potter, la chica se sentó junto a él en silencio.
-Severus no tuvo la oportunidad de enterarse que iba a ser padre –dijo de repente. Lucius la miró, después del primer día, ella no había vuelto a mencionar a Severus, y que lo hiciera ahora le resultaba extraño, por decir lo menos –Me hubiera gustado poder decírselo, pero yo tampoco lo supe hasta tres meses después de que… la guerra terminara –concluyó –La señora Weasley lo notó antes de que incluso yo misma me diera cuenta –rió.
-Él hubiera estado feliz –contestó sin saber qué más decir, de hecho ni siquiera sabía si debía contestarle algo, tal vez Potter sólo quería expresar sus pensamientos en voz alta sin importarle a quién se lo decía.
-¿Sí? –Preguntó con una leve sonrisa y los ojos brillándole de la esperanza –Nunca tuvimos tiempo de hablarlo, pasó todo muy rápido desde que decidimos estar juntos, si hasta nos casamos cuando yo estaba huyendo –rió –tiempo antes de escapar de su mansión –murmuró no muy segura de si decirlo o no, pero Lucius dejó pasar el comentario sin más –Pero yo siempre quise tener una familia, que pudiera llamar sólo mía. Con mis tíos nunca me sentí querida o mínimamente aceptada, pero Severus lo era todo para mí… -suspiró recordando –Ahora al menos no estoy sola, por más que él ya no esté conmigo me dejó un hermoso regalo –dijo acariciando su vientre y con una sonrisa soñadora –Creo que no tengo derecho a quejarme, ¿no?
Lucius la miró incrédulo. Esa chica había perdido todo, sus padres siendo sólo un bebé, sus amigos y padrino, su esposo, la esperanza de tener la familia que siempre quiso, ¿y decía que no podía quejarse? Debería estar furiosa con la vida por todo lo que había pasado, por todo lo que le había arrebatado. Pero no. Estaba allí diciendo todo lo contrario y eso lo enfureció, él también había perdido todo y no había día en la que no deseaba seguir a su familia.
Se puso de pie y salió de la sala sin volver a dirigirle la palabra.
Helena lo miró irse en silencio. Ese último mes se estuvo sintiendo terriblemente sola, al principio se quedaba en su habitación para no molestar a Malfoy de más con su presencia, pero necesitaba estar con alguien, escuchar otra voz que no fuera la suya hablándole a su hijo dentro de su vientre, y sólo por eso ese día había decidido ir a sentarse junto a él, pero era obvio que algo de lo que dijo le cayó mal al hombre. Si seguían así, la convivencia iba a tornarse realmente dura.
“Severus, ¿qué estabas pensando al dejarme a su cuidado?”, suspiró con resignación.
Helena estaba sentada sobre un cojín viejo frente a la entrada de la tienda en el Bosque de Dean; a pesar de que llevaba puesto todos los jerséis que poseía, no dejaba de sentir el frío de la noche, lo que le hizo añorar las tardes que pasaba con Severus en su despacho, frente al fuego tomando té. Tomó el Mapa de Merodeador para contemplar un rato el puntito que señalaba la posición de él en Hogwarts como era su costumbre desde que empezaron con esa casería de los horrocruxes, pero no lo encontró allí. Desilusionada, lo dejó a un lado mirando la espesura del bosque y sintiendo que había algo diferente a los movimientos y ruidos habituales de la noche, pero si los hechizos protectores habían funcionado durante semanas, ¿por qué iban a fallar en ese momento?
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Aprender a vivir
Fanfiction¿Cómo sabes eso? -le preguntó al fin -Sólo una persona lo sabía, y él no tenía familia. Helena Potter no contestó de inmediato, se quedó mirando el fuego mientras aferraba contra su cuerpo la capa negra. Capa que Lucius conocía muy bien. -Yo soy...