4. Oscuridad

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Después de cenar María y yo comenzamos a prepararnos para salir.

La verdad es que mis ganas de fiesta habían ido aumentando considerablemente conforme había trascurrido la tarde.

Llevaba más de veinte minutos poniendo patas arriba mi armario, nada me convencía, hasta que finalmente me decanté por unos pitillos negros y un top con transparencias, ya que era un look casual pero bastante cómodo; tras maquillarme y pintarme los labios de un rojo intenso fui a ver que tal iba mi amiga.

- Ya estoy lista, ¿Qué te parece? - pregunté al entrar a su habitación.

- Tía, eres un autentico pibón, y esos pantalones te hacen un culo de infarto. Ya veo que voy a tener que quitarte a unos cuantos pesados de encima - contestó la rubia mirándome de arriba abajo.

No pude evitar soltar una carcajada acompañada de un pequeño empujón tras su comentario.

- Calla anda que después del escote que me llevas no creo que se fijen mucho en mi - La verdad es que María era una chica que llamaba la atención, su larga melena rubia y su actitud no dejaban indiferente a nadie.

Tras los últimos retoques salimos del piso en dirección al bar donde habíamos quedado con el resto para tomar algo y empezar la noche.

Desde la esquina de la calle pude ver a un grupo de unas 7 personas hablando animadamente en la puerta del bar, desprendían muy buen rollo, por lo que supuse que serían los amigos de María. Mis dudas se despejaron cuando una morena con coleta nos vio y comenzó a dar saltos y gritar,

- ¡Pero bueno!, ¿Quiénes son esos dos pedazo de mujeres que vienen por ahí? - escuché que decía mirándonos descaradamente mientras nos acercábamos al grupo.

- Pues las rubias más despampanantes de la Capital - respondió María provocando la risa del resto y abrazando a la morena - Veo que por una vez habéis sido puntuales, se nota que teníais ganas de conocer a Alba.

Yo no pude evitar sonrojarme al notar la mirada de todos sobre mí, creo que todos lo notaron porque rápidamente comenzaron a presentarse uno a uno para evitar que lo pasara mal.

La primera fue África, la verdad es que no me extrañaba nada que fuera tan amiga de María, parecían la misma persona; después conocí a Julia, Marilia, Carlos, Dave, Sabela y Joan, todos me parecieron súper simpáticos.

Hechas las presentaciones entramos a tomar unas cervezas, cosa que no podía faltar si salíamos con María, y a seguir hablando para poder conocerlos más.

Me enteré de que África, Julia, Carlos, Marilia y Joan trabajan con María, mientras que Sabela se había unido al grupo cuando se mudó con África y Dave era el mejor amigo de Carlos, además de su compañero de piso.

Todos hablábamos animadamente, un poco de todo, me pusieron al corriente de algunas de las bromas internas del grupo, y la verdad es que entre cerveza y cerveza consiguieron que me sintiera muy cómoda. Jugamos a algunos juegos típicos de beber que Dave tenía en su móvil, hasta que el camarero nos avisó de que iban a cerrar.

- Bueno esto va a cerrar en breve - anunció Carlos esperando que alguien propusiese un nuevo lugar.

- La verdad es que se me ha pasado el tiempo volando - contestó Julia - Yo creo que deberíamos buscar ya alguna discoteca que es la 1 de la mañana.

- ¡Si si! Vamos ya a algún sitio con música que me muero por bailar - Apoyó la idea Marilia.

- Yo conozco un sitio que creo que a Alba le va a encantar - comentó África mirando al resto, - ¿Sabéis dónde está la discoteca "Lapsus"?

- Por supuesto jajaja, hubo una temporada que no salíamos de ahí - Respondió Joan

- Si cuando aquí mi amiga se moría por follarse al camarero - Soltó María señalando a África y todos comenzaron a reírse a carcajadas.

- Claro cariño, como para no, si estaba buenísimo...

Me encantaba el buen rollo que tenían entre todos, eran gente súper diferente, que aparentemente no tenían nada en común, pero se complementaban muy bien, parecían una pequeña familia. Se notaba que había muchísima confianza entre ellos, y que al trabajar la mayoría juntos compartían mucho tiempo.

Eso me recordó a mis amigos de Elche, junto con mi familia, había sido lo más difícil de dejar atrás, sabía que podía contar con ellos para cualquier cosa, pero en los últimos meses me había encerrado en mi misma demasiado, y los había dejado un poco de lado. Me sentía mal por ello, pero sabía que todos me entendían.

- Yo me apunto a lo que queráis, la verdad es que también me apetece bailar - continué.

- Pues ya está, decidido - Dijo Julia mientras se levantaba de su asiento - Todo el mundo a mover el trasero que llega el momento de perrear.

Todos asentimos y nos levantamos para abandonar el bar; me habría tomado alrededor de cuatro cervezas en el rato que estuvimos ahí, y con lo poco acostumbrada que estaba a beber ya podía notar el efecto del alcohol.

El camino hasta el local no fue muy largo, lo pasamos riéndonos de las tonterías que María y África soltaban, la verdad es que juntas eran un caso aparte. Al llegar entramos y de inmediato nos dirigimos a la barra a pedir algo de tomar.

- ¡Chupito colectivo! - Gritó María, y sin dar opción a que nadie se rajara pidió los 9 chupitos.

- El que no apoya no folla - Dijo Dave mientras todos brindábamos

Y así bebimos el primero de los muchos que bebimos aquella noche. Después de pedir cada uno un cubata, buscamos un sitio donde poder bailar, no fue fácil ya que el pub estaba a reventar, pero conseguimos acomodarnos en un espacio bastante céntrico. La música sonaba a tope, todos comenzamos a bailar sin ningún reparo, lo estaba pasando realmente bien.

Julia y Carlos perreaban un poco más apartados y la idea de que hubiera algo entre ellos pasó por mi cabeza, no sería raro, y es que pegaban bastante. María, África y Marilia estaban dándolo todo en la pista, al parecer África estaba enseñándoles a hacer twerking, y con la tontería consiguieron acaparar las miradas de unos cuantos.

El resto observábamos la escena divertidos, hasta que María me agarró del brazo y me obligó a unirme a ellas, y yo sin oponer mucha resistencia accedí.

Segunda noche en Madrid y estaba disfrutando muchísimo, atrás quedaban todos los malos recuerdos que habían ocupado mi mente los últimos meses, esto de cambiar de aires estaba siendo mejor de lo que pensaba.

La noche fue transcurriendo, y la verdad es que todos íbamos bastante perjudicados por el alcohol, yo hacía tiempo que había perdido la cuenta de las copas que había pedido, pero no me importaba, mi único objetivo era disfrutar del momento, y lo estaba haciendo.

De un momento a otro comencé a marearme y la cantidad de gente que había no ayudaba, por lo que avisé a Sabela y a Dave de que iba a salir unos rato a la puerta a respirar, que no se preocuparan, ambos asintieron y me alejé del grupo.

El recorrido que había desde donde estaban todos hasta la puerta no era muy largo, pero la multitud y mi deplorable estado hicieron que se alargara más de la cuenta.

Cuando ya estaba cerca de la puerta todo comenzó a darme vueltas y a volverse oscuro, no era capaz de reaccionar, la música llegaba a mis oídos desordenada, carente de sentido, hasta que de repente todo cesó, no escuchaba ni la música ni a la gente, no veía con claridad, parecía que todo a mi alrededor iba a cámara lenta, solo distinguía sombras y fue entonces cuando me desmayé.

Lo último que recuerdo es sentir unos brazos sostenerme fuertemente de la cintura, correspondían a una silueta que era incapaz de reconocer, después mis sentidos se apagaron, y todo era oscuridad.

ALIVE - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora