-¡San! - Me giré rápidamente al oír esa voz tan familiar. Esa voz que hizo que dentro de mí afloraran recuerdos que quería enterrar como si de un sueño se tratase. Pero mi cuerpo aún reaccionaba ante ella.
Allí estaba Quinn, en mi cafetería. Tenía esa estúpida sonrisa en la cara, esa jodida sonrisa. Juro por Dios que si me hubiese pedido cualquier cosa lo habría hecho solo por recordar cómo era sentir estar cerca de ella. Lucía un precioso outfit pero a la vez muy sencillo. Jeans, camiseta corta y un pequeño sombrero que a ella le daba un jodido toque adorable.
Me acerqué sin poder si quiera decirle hola, estaba en shock pero joder, no se me podía notar.
-San, ¿para que me hagas caso tengo que pedir algo? - Y esa jodida risa, no sé si quería llorar de la impotencia o de felicidad pero al menos conseguí responder.
-Quinn... Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te ví que... Estás preciosa. - Totalmente cierto.
-Será que tú no has mejorado. -
-Este estúpido traje me hace parecer una prostituta barata. -
-¿Y cuánto es la hora? - Ambas reímos y yo le pegué suavemente el brazo. La echaba de menos, joder sí que lo hacía...
-¿Y qué te trae por aquí después de tanto tiempo? -
-Pues no sé si recuerdas a Rachel. -
*Joder, como para no recordarla.*
-Claro, me acuerdo, te sigo en facebook. -
-Sí, cierto. Pues vamos a casarnos. Quería que te enteraras por mí. -
De pronto toda la magia se había ido, y toda esa felicidad que me remontaba a nuestra vida se había esfumado como la nada.
-Y has venido a restregármelo? -
-No, ehm... Venía a... Invitarte, eres muy importante para mí y me encantaría que estuvieses conmigo. -
-Gracias Quinn, muy considerada pero no voy a ir. Es... Me alegro mucho por tí pero tengo mucho trabajo. -
-Ni si quiera te he dicho cuando es. -
-Tendre trabajo. Necesito turnos extras si quiero ir a visitar a mi familia todo el verano. -
-Estaré una semana en la ciudad por si cambias de idea. -
Era obvio que no iba a cambiar de idea, esto no es una película Quinn. Es la vida real. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Presentarme en mitad de la boda, gritar que llevo años enamorada de tí y que tú caeras en mis brazos? Hiciste tu elección, te ayudo a mantenerla.
-Como mucho puedo decirte de ir a por un café pero lo siento porque ya he tomado un decisión sobre tu estúpida boda Quinn. -
-Tomaré lo del café. ¿Cuando libras? -
-El miércoles. -
-Bueno, estamos a lunes, me da tiempo a ir a ver un par de museos y alguna obra de teatro. Una pena que no puedas acompañarme. He oído que esta noche estrenan un musical, sé que a alguien le gustan y casualmente ya tenía las entradas. -
¿Por qué debe salirse siempre con la suya?
-Me lo pensaré. - Ella sonrió, y tras intercambiar unas últimas palabras de despedida me dejó allí. En mi suspensión. Me había vuelto a romper los esquemas y es que así era Quinn.