Capítulo 8 (1/3)

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Me tomo el segundo café de la mañana. Estamos volviendo a ver las grabaciones. No podemos hacer otra cosa, no tenemos nada.

-¡Gajeel! -grita Gray desde el mesón.

Corro hacia el mesón. Espero que tengan buenas noticias para mí. Veo que en la tablet tienen una imagen ampliada.

-Tinta... -susurro viendo la imagen ampliada.- Tiene un tatuaje.

-Podemos investigar a los tatuadores de la ciudad y a lo mejor podemos averiguar la identidad del tirador. -me explica Natsu.

-Recemos para que se haya hecho el tatuaje aquí. Sino ese trabajo no servirá de nada. -comenta esta vez Jellal.

-Hacedlo, me da igual cuanto tardéis. -les digo cogiendo mi chaqueta.- Mañana estoy en el turno de noche no creo que nos veamos.

Asienten.

Me largo a casa de lo más sonriente. Después de conducir y llegar a casa. Me ducho a toda prisa agradezco que Gajeel Jr se quedé quieto de no ser así llegaría tarde. Me enrollo la toalla en la cintura y me dirijo hacia el armario. Miro mi ropa una y otra vez. Demasiadas camisas y trajes para elegir.

Recuerdo la primera vez que vi a la borde y despeinada Levy. Esa Levy que no me ha vuelto a mostrar y es por la que yo babeo.

Pensando en esa Levy cojo el traje negro y la camisa del mismo color.

Después de peinarme y prácticamente bañarme en colonia. Voy hacia la puerta.

Un maullido.

Otro maullido.

Voy hacia la cocina de donde proviene, veo que no tiene pienso. Le lleno el comedero y le pongo agua.

Vuelvo a dirigirme a la puerta para esta vez poder salir. Llamo a su puerta.

Espero

Espero

Espero

Empiezo a dar paseos por el descansillo cuando voy a irme a mi casa con la sensación de plantón, comienzo a escuchar unos golpecitos.

La puerta se abre dejando ver a una Levy con un vestido que me hace recordar a la cereza posee una abertura desde el tobillo hasta la mitad del muslo, sus labios son del mismo color del vestido sólo los hace más apetecibles.

-Estás preciosa. -mis ojos no pueden apartarse de sus labios. Estoy completamente embobado.

-Gracias, siento haber tardado. Los malditos tacones no aparecían. -me dedica una sonrisa hipnotizadora.

No voy a soportar toda la noche.

Salimos del portal y nos espera un taxi según Levy para que podamos beber sin el miedo de que no nos multen luego.

Al llegar al restaurante de lujo un metre nos acompaña a la mesa. Le aparto la silla a Levy aunque ella prefiere sentarse en la otra silla. Una sonrisa se apodera de mí. He pillado el mensaje.

No quiere caballerosidad.

Me siento en la silla. El camarero nos pregunta que vamos a tomar, nos ponemos de acuerdo a elegir una botella de un vino.

El camarero se retira y al fin nos quedamos solos.

-El sitio es precioso. -comenta mirando al rededor.

-Bueno, dijimos que iba a hacer una cena romántica y creo que una cena en mi terraza comiendo rebozados no lo es. -se ríe y noto como se comienza a relajar antes parecía tensa.

-O podríamos haber ido a mi casa a comer fideos instantáneos. -ahora soy yo quien sonrío, no entiendo porque estábamos tan tensos.

-Nos hubiera salido más económico. -y lo siguiente me sale sin pensar.- Aunque cualquier plan que te incluya estará bien para mí.

Coloca un codo sobre la mesa y apoya el mentón en su mano, vuelve a mostrarme sus dientes blancos perfectos.

-Cualquier plan que te incluya desnudo debe ser increíble. -las esquinas de mis labios se estiran hacia arriba y disimulo tomando un sorbo de la copa de vino. Ella hace lo mismo y al acabar pasa su lengua por su labio superior. Me está provocando.

El camarero nos interrumpe para saber si ya sabemos que comer. Pido un solomillo, Levy por el contrario pide pescado y pide que le traigan un vino blanco para acompañar al pescado.

Me fijo en su muñeca más concretamente en su tatuaje.

-¿Qué significa? -al principio parece desconcertada pero luego se da cuenta que estoy hablando de su tatuaje.

-Oh, significa mi cuerpo mis reglas. Está en francés.

-¿Sabes francés? -pregunto curioso.

-Soy hija de franceses sería raro que no supiera. -suelta una pequeña risita.

-¿Por qué esa frase? -baja su mirada hacia el tatuaje y parece incómoda.- Sí no quieres decirme no pasa nada.

-No, no importa. Mis padres eran agobiantes ya sabes no hagas esto, no hagas aquello o una chica no debería de hacer eso. Y ahora hago lo que quiero.

El camarero llega con los platos, comemos mientras tenemos una conversación agradable. Nada de indagar en el pasado del otro simplemente conociendo a la persona que tenemos en frente pues el pasado es pasado y no somos los mismos.

-Voy al baño. -se levanta de la silla para dirigirse al baño.

Mientras ella está en el baño saco el móvil y veo el grupo del caso pero aparte de chicas desnudas no hay nada importante. Voy a tener que darles una charla para lo que sirve el grupo. Al levantar la vista me encuentro con la chica que fue a la comisaría de ojos azules y pelo azul, aunque está vez no lleva gafas y tampoco parece llevar lentillas cuando una persona lleva lentillas parpadea más veces por minuto porque se seca el ojo más rápido.

Levy vuelve del baño y me doy cuenta de que lleva unos tacones muy altos por lo menos de 15 cm. Creo que me quedo con la Levy bajita. También me doy cuenta que lleva un pequeño bolso en la mano del mismo color de sus zapatos.

Se sienta frente a mí y guardo el teléfono en el bolsillo de nuevo. El camarero al ver nuestro platos vacíos los retira y nos pregunta:

-¿Les traigo la carta de postres?

Voy a contestarle pero Levy se me adelanta.

-No, comeremos el postre en casa. -mientras lo dice su pierna acaricia la cara interna de mi muslo.

Trago saliva.

Ahora sí estoy nervioso.

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¡Hola mi queridos lectores!

¡Comienza el maratón! No podía ser menos que las demás historias. Espero que les haya gustado.

¿Nos tomamos el postre?

Nos vemos en unas horas.

Saludos y besos de Noa-chan

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