diesiseis

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—Mami, ¿Qué pasó? –preguntó Duki al entrar a mí departamento.

Había citado a algunos de los amigos de Valen para hablar un tema importante.

—Bueno ya están todos –suspiré –En una semana es el cumple de Valen –asintieron todos –Quiero hacerle una fiesta sorpresa. Re infantil pero me gustaría hacerlo.

—No podes estar más enamorada amiga –comentó Lit, a lo que todos rieron.

—Si, perdón.

—Podemos hacerla en casa –propuso Duki.

—¿Si? –asintió –Gracias.

Mientras nos poníamos de acuerdo en cosas mínimas, la puerta se abrió.

Abrimos los ojos como plato y nos miramos entre nosotros.

—¿Qué onda la gentuza? ¿Qué hacen acá?

No sabía que hacer ni que decir.

—Nada, viste que pegamos la re onda con Zam y le caímos todos acá a tomar mates –habló Wawa.

Gracias Wawita por todo.

Con una sonrisa en la cara empezó a saludar a todos mientras yo iba a calentar agua para el mate.

Sentí unas manos agarrando mí cintura.

—¿Qué pasa acá? Y quiero la verdad.

—Lo que te dijo Wawa, bombón. Cayeron todos de sorpresa, no sabía nada –dije dándome vuelta.

Él sonrió y me besó.

No me voy a cansar de decir que amo sus besos.

—¡A melosear a la meloseria, apuren con el mate! –grito Dani desde el living.

Los dos reímos. Volvimos con los demás a pasar una linda tarde.

Cerca de las ocho y media ya se estaban yendo todos. Acomodé un poco la mesa y me fijé que había para hacer de comer esta noche.

—Yo los amo, pero a veces me aturden.

—Son ruidosos pero le dan un poco de alegría al departamento.

—Ahora puedo melosearte todo lo que quiera.

—Pero vamos a acostarnos un ratito.

Al acostarnos, Valen comenzó a darme besos por toda la cara. Después bajó al cuello y la situación se volvía cada vez más caliente.

Sus manos fueron debajo de la remera haciendo dibujos en mí abdomen.

De la nada paró de hacer todo lo que estaba haciendo y me decepcioné un poco.

—¿Qué pasó?

—Quiero que estés segura de esto. Por que es la primera vez que lo vamos a hacer y...

—Si lo estoy Valen –lo interrumpí.

Mi frase fue un pase a que siga dándome besos y acariciarme.

La ropa empezaba a molestar y lo único que se escuchaba en la habitación era nuestras respiraciones pesadas.

Ya desnudos, se puso un preservativo.

—¿Estás segura?

—Te dije que si Valentín –dije ya frustrada.

Él solo río y entró en mí haciéndome soltar un gemido lleno de placer.

Al llegar al clímax, nos abrazamos y quedamos completamente dormidos.

Se ve que hoy no íbamos a cenar.

bombón; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora