- ¿Hola? -pregunté. El silencio se comió mis palabras-.
Me encontraba a solas con la oscuridad. No sabía si era sensación mía o cada vez que me encontraba en el túnel, alguien me observaba. Era extraño. Cada vez me sentía menos segura. La luz que había me ayudaba a estar algo más tranquila, pero había algo que había cambiado.
Miré alrededor. Parecía que volvía a ser todo cómo antes, aunque después de todo lo que había pasado, me sentía diferente. No sabía describirlo. Me preocupaba cómo estaría Emily, si se recuperaría. Me preguntaba que habría pasado en el sueño o para llegar a la sala, a que estuviera en ese estado. A veces, tenía la impresión de que, en los momentos especiales del sueño, de alguna manera, me salía o se me cerraba. Tal vez, tuviera que ver con todo lo que estaba pasando ¿Pero por qué?
Caminé hacía las luces tenues que había en el fondo del pasillo. Estaban a años luz. Con cada paso que daba, se oía el sonido de las gotas del agua repicar. Mis pies estaban mojados, fríos. Estaba segura que sería un gran charco en que me haría ver reflejada en él.
El ataque de pánico de David, la inconsciencia de Emily y ahora, el temporal que había afuera del castillo. Además, siempre que pasaba algo importante, aparecía Víctor. ¿Qué pasaría cuándo se acabará de formar el tornado? ¿Era una manera de que la persona encapuchada nos dijera que quedaba poco tiempo?
Continué caminando cada vez más pesada. Sentía que había algo que me retenía. Era cómo si unas cadenas me impidieran seguir adelante. Miré mis pies. Allí, pude ver cómo unas manos me sujetaban de ellos.
Oí un ruido. Más allá, en uno de los lados de por dónde había entrado, con, los ojos entrecerrados, pude ver cómo el suelo caía, así, sin más. Desaparecía a simple vista. Me costó ver que tenía una dirección concreta. Hacía dónde estaba yo. Intenté moverme. Me fue imposible. Tenía que hacer algo y pronto. El suelo caía con rapidez y si no igualaba su ritmo, nos hundiríamos los dos. Moví las manos que tenía en los pies. Estaban bien sujetas.
De repente, aparecieron dos cuervos, uno a cada uno de mis pies. Sin dejar de mirarme se pusieron a gruñir. Eso solo significaba una cosa... la persona encapuchada estaba cerca. Me di más prisa para poder quitarme las manos que me sujetaban los pies, y así, poder salir corriendo a una de las luces.
Nada. Tan solo se oía el ruido del suelo de una zona rompiéndose. La sensación de sentirme observada no se desvanecía.
Miré a mi alrededor. Allá en el fondo, me pareció que era la sombra de algo o alguien. Cómo casi todo estaba oscuro no podía ver bien. La zona del suelo rota estaba a pocos metros de mí. El miedo se me estaba apoderando por segundos. No iba a salir viva de aquí. Intenté rascar con las uñas. Conseguí que un par de manos se fueran, pero aún faltaban otras cuatro.
Escuché unos pasos, sin dejar de oír el suelo acercándose. Por la intuición que tenía ya sabía quién era. Cada paso que daba resonaba en todo el espacio. Poco a poco, se acercaba a dónde estaba sin dejar de fijar la mirada en mí. Desafiante. Los cuervos se giraron también ante su presencia.
Por un momento, se fue todo lo demás. El ruido del suelo rompiéndose, los cuervos, las manos, dónde estaba, el miedo... todo eso se fue de un momento a otro. Ahora, solo existía la persona encapuchada y yo. Nos miramos a los ojos fijamente y sin desviar la mirada en ningún momento. Sin nada, tan solo el silencio. No pude aguantar más sin parpadear, y para cuándo lo hice, ya había desaparecido, junto con los cuervos y las manos.
El sonido de la madera cayéndose me hizo volver en sí, aunque tardé unos segundos. Solo podía hacer una cosa, correr. Cuando el suelo iba a llegar a dónde estaba yo para tirarme al abismo, empecé a ir lo más deprisa que me fuera posible. Cómo si mi vida me fuera en ello, literalmente. Me iba cogiendo y no podía ir más rápido. Justo cuándo estaba a punto de llegar a una de las luces, dejé de sentirme firme y vi que estaba flotando por un segundo. Iba a caerme. Lo único que podía hacer era saltar, así que lo hice. Llegué por los pelos.
Caminé hacía dentro de una de las luces. Hacía algo desconocido. Cuando me estaba envolviendo la luz para ir a una vida pasada, escuché a alguien que golpeaba una pared. En ese momento, desaparecí con la luz y con ello, el ruido.
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Las pesadillas de Alaya✅
AdventureAdvertencia: Segunda parte de la trilogía Los sueños de Alaya. Alaya, una consciente capaz de recordar los sueños y manipularlos, descubre que los sueños son verdad y la aparición de esos dos extraños seres tiene relación con El Castillo de Morfeo...