Se cerró la puerta lentamente tras pasar Morfeo por ella para averiguar que estaba ocurriendo. Pese a que ya no había gritos, aún podía oírlos en los huecos de las paredes de la gran "sala de ensueño" y estaba segura, que se habrían escampado hasta ocupar todo el castillo. Fuera lo que fuera los que había provocado, esa persona estaba pasando por una pesadilla, era cómo si algo le estuviera quemando por dentro. Se había escuchado poco, pero por la voz diría que provenía de un chico. Puesto que Daniel y Morfeo estaban en ese momento conmigo, solo podían venir de dos personas. Víctor o David. A ninguno de los dos los había escuchado gritar, aunque fuera de emoción, así que no podía saber quién de los dos seria.
Desde que se fue Morfeo reinó el silencio en la sala. En sí, ya era grande, pero me daba la sensación de que no podía ver el final de la sala. Me sentía sola ante el problema. Me había quedado mirando a la nada la puerta. ¿Qué estaría pasando? ¿Cómo estarían los demás? ¿Qué habría sido de Morfeo? El corazón me decía que debía salir de aquella sala y buscar a los demás. Mi cerebro, en cambio, me recordaba que era mejor ser precavida y tener algo de información antes de decidir qué hacer. Me preocupaba David y Emily, sobre todo, era extraño, pero en cierta manera a Víctor también, y eso, que prácticamente no sabía nada de él ni había hablado con él. A Emily la conocía desde que íbamos al parvulario y siempre habíamos cuidado la una de la otra, no me perdonaría si le llegaba a pasar algo malo. David hacía poco que lo conocía, pero se había vuelto importante para mí. Víctor, bueno, supongo que no quería que nadie sufriera, aunque no acababa de saber porque me caía bien. Mar, en el instituto se preocupaba por nosotros, nos veía como personas y en querer conocernos, no en dar simplemente las clases, y aquí, era la que protegía a Emily ¿No podía pasarle nada malo, ¿no? Esperaba poder saber qué estaba pasando cuánto antes, que regresara Morfeo para contárnoslo. A veces, me daba la sensación de que él era el último en enterarse de las cosas, pero quizás, era impresiones mías. Por algunas reacciones ante las cosas, lo sospechaba.
Miré a Daniel. Se le notaba la preocupación en la cara. También estaba mirando atentamente la puerta. Esperaba con aparente tranquilidad a que volviera su jefe. Estaba segura, que hubiera querido ir tras él, al igual que yo y saber qué estaba pasando al otro lado del pasillo o en algún lugar proveniente del castillo, pero tenía que quedarse y cumplir con la orden que se le había dado. Tenía que ser duro, a veces, cumplir con ciertas cosas cuándo te gustaría y sientes que deberías hacer otras. Me sentía más conectada a él. Después de un rato mirándole mientras los pensamientos viajaban por mi mente, pude ver que Daniel me observaba de reojo. Se había dado cuenta de que alguien lo miraba. Me ruboricé de vergüenza. Se acercó más adonde me encontraba hasta ponerse al lado mío. Me sonrío ligeramente con tristeza, sus ojos transmitían la preocupación y miedo que sentía en estos momentos.
- ¿Qué crees que estará pensando? -pregunté con curiosidad por querer averiguarlo-.
-No lo sé -suspiró Daniel-. Lo único que puedo pensar es que se trate de alguna pesadilla que ha soñado -se quedó pensativo mirando a la nada-.
-Eso mismo pienso yo -miré también al mismo punto-.
Nos quedamos en silencio un rato.
- ¿Sabes? Me gustaría ir ahí, dónde está la persona-me miró un momento de reojo para volver a mirar a algún sitio más allá de nosotros dos-. Sé que debo quedarme aquí, contigo, pero también sé que podría hacer algo más -miró al suelo-. Seguro que debes pensar lo mismo ¿no? -me miró de reojo. Asentí-.
Reinó el silencio otra vez en la sala.
- ¿Morfeo? -dejé la pregunta al aire-.
-Sé que debes pensar que Morfeo se mantiene alejado -asentí. Se giró de frente a mí-. Es... bastante sensible, por eso, se mantiene distante -se rascó la cabeza-. Sobre todo, después de lo que pasó con sus flores y el resto de la gente que no puede volver a soñar -suspiró. Asentí-.
Nos quedamos en silencio.
La verdad es que no sé cómo me sentiría en su lugar. Había perdido parte del esfuerzo que había dedicado en mantener este sitio lo más bonito posible. Su paisaje, su gente y tal vez, los siguientes podríamos ser nosotros. Después de que la grieta se completara no pudimos volver a despertar. En cuánto se volvió todo negro y las flores habían muerto apareció él, pero ni siquiera sabía que había pasado. Y finalmente, me di cuenta que lo que había soñado era real, uno de nosotros era la persona encapuchada. Cada vez sentía que todo era más confuso aún.
Se abrió la puerta ligeramente. Apareció tras ella Morfeo con una mezcla de preocupación y alivio en su cara. Sabía que algo no andaba bien. O, mejor dicho, que las cosas estaban peor de lo que parecía.
- ¿Qué ha pasado? -preguntó preocupado, pero manteniéndose aparentemente tranquilo Daniel-.
- ¿Quién era? -añadí con curiosidad-.
-Era David -dijo serio, con un poco de preocupación en los ojos acercándose a nosotros-. Al parecer había soñado que estaba en la época de Isaac Newton, que había una pelea, pero no lo recuerda con seguridad. Solo sabe que estaba ahí y salió corriendo desesperado por irse de ahí -dijo pensativo-. Tenía un ataque de ansiedad, pero ya esta bien -sonrió y me miró con curiosidad al verme sorprendida-.
-Menos mal que está mejor -suspiré aliviada-.
-Nos habías dejado preocupados -Daniel miró a Morfeo. Parecía que sospechaba que ocultaba algo más que pasó-.
Hubo silencio.
-Bueno, parece que menos aquella alteración en el informe de evolución, sigue todo en orden -miró una última vez el informe-. Tengo que irme a ver cómo han evolucionado los demás -se despidió devolviéndole el informe a Daniel mientras se alejaba-. Deberías volver a meter a Alaya a soñar -nos miró a los dos con curiosidad-.
-De acuerdo -respondió Daniel asintiendo. Todo seguido Morfeo se fue cerrando la puerta tras de si-.
Con un gesto en la mano, Daniel me pidió que le siguiera. En nada llegamos a la puerta dónde detrás de ella, había visto muchas vidas hasta ahora, y que, sin duda, me esperaban más. Estaba en el centro de la gran sala de color violeta.
- ¿Lista? -me miró a los ojos mientras abría la puerta-.
-Siempre -le sonreí ligeramente. Me devolvió la sonrisa. A los dos se nos notaba la preocupación en los ojos por lo que había pasado-.
Me quedé a solas con la oscuridad sin saber adonde iría esta vez.
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Las pesadillas de Alaya✅
AventureAdvertencia: Segunda parte de la trilogía Los sueños de Alaya. Alaya, una consciente capaz de recordar los sueños y manipularlos, descubre que los sueños son verdad y la aparición de esos dos extraños seres tiene relación con El Castillo de Morfeo...