Era más de medianoche y Zoey se durmió rápido tumbándose encima de una manta gruesa y reposando su cabeza contra una almohada apropiada, que nos entregaron generosamente nuestros nuevos "vecinos."Era mucho más sencillo saber que ahora ambas residíamos en un lugar mucho más seguro. Zoey incluso hizo algunos amigos con niños de su edad mientras tanto yo solo tenía a Evan que ahora me hacía compañía.
Estaba sentada junto a Zoey mientras observaba los alrededores del Paraíso Seguro y las personas que vivían aquí. Muchas dormían, algunas conversaban y vi a algunos rezando con las manos y arrodillados.
Apegué mis rodillas a mi pecho y las envolví con mis brazos, así podía apoyar mi barbilla contra ellas. Solté un suspiro pesado y cerré mis ojos para ver si podía tener alguna clase de conexión espiritual también con mi alma. Zoey y yo fuimos criadas como ateas así que nunca creíamos en algo superior que los humanos. Esa clase de educación no me molestó hasta ahora. Justamente ahora, me sentía vacía por dentro y me sentía incómoda. ¿A quién se supone que me dirigiera para pedir esperanza, ayuda y apoyo? ¿Qué se suponía que hiciera ahora que estaba en la cúspide de mi vida?
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Evan se sentó junto a mí y me extendió una botella de agua.
—¿Agua? —Preguntó.
La acepté sonriendo—. Gracias.
—Descuida.
Giré la tapa de la botella y la llevé a mi boca para tragar el líquido refrescante para lubricar mi garganta seca.
—¿Te gusta aquí? —Preguntó Evan.
—Sí. —Asentí—. Es lindo, creo.
—Estoy contento de oír eso, —sonríe ampliamente, causando que sonría.
Nos sentamos en silencio por un momento cuando Evan habló y preguntó—. ¿Y vas a buscar un trabajo?
Aparté la botella de agua de mi boca, cuando estaba a punto de darle otro sorbo y le coloqué la tapa. Mi vista se centró en mi regazo y suspiré—. No puedo.
—¿Por qué no?
—Porque Evan... —Enfoqué mi mirada en Zoey y después en su rostro—. No puedo.
Evan me observó confundido, con sus cejas juntas.
—No puedo permitirme pensar en buscar trabajo cuando tengo a Zoey conmigo. Me prometí a mí misma que nunca le quitaría la vista de encima. No sería capaz de perdonarme si algo le ocurriera. Ella es todo lo que tengo Evan... y yo soy lo único que ella tiene.
—Entiendo lo que dices y te comprendo Camila. Pero no importa que edad tenga Zoey, ella siempre será tu hermana menor. No puedes seguir así porque tienes miedo de que algo le ocurra.
—Y qué si algo le pasa ¿eh? ¿Entonces que hago Evan? —Siseó, mientras mi molestia empieza a crecer—. No tienes a un niño que cuidar así que no sabes lo que estoy sintiendo ¿entendido?
—Camila, solo estoy tratando de ayudar, —frunce el ceño mientras estira su mano y la coloca encima de la mía.
—No lo hagas ¿sí? Estoy bien. Lo prometo, —aparté la vista de él y fijé mi mirada en el piso frente a mí.
—Deja de mentirme y de mentirte Camila. —Evan alejó su mano de la mía—. Por Dios, todo lo que digo es que si tienes algo de dinero, la vida de ambas podría ser un poco mejor. Pasé por lo que estás pasando ahora, así que hablo por experiencia.
Cerré mis ojos y suspiré. Sabía que Evan tenía razón, pero tenía un jodido temor. Abrí mis ojos otra ve y lo observé, mordiendo mi labio—. L-lo siento... por ser cortante contigo. Tienes razón, pero aún no sé si puedo hacerlo.
—Camila escucha, solo tómate tu tiempo y piensa en ello ¿de acuerdo? Por favor. Seguramente puedo meterte donde trabajo así que no será difícil. Pero solo piensa en tu decisión y dímela ¿sí?
—De acuerdo. —Asentí—. Lo haré.
—Y si te preocupas por Zoey, ¿vez a la mujer de ahí? —Evan señaló en dirección de una mujer delgada que tenía cabello blanco oculto bajo el sombrero que usaba, luciendo por encima de los sesenta. Estaba sentada, apoyada contra la pared algunos metros lejos de nosotros, leyendo una novela—. Esa es Berenice. Es una de las pocas que ha estado más tiempo aquí. Una mujer muy amigable y la he visto cuidar niños de algunos padres que salen a trabajar. Quizá deberías hablar con ella respecto a Zoey.
—Supongo que podría. —Me encogí de hombros—. Gracias Evan.
—Ni lo menciones, —sonrió y golpeó su hombro contra el mío—. Bueno tengo que irme. Tendré una mañana de mierda, —gimoteó rodando los ojos.
—Buenas noches Evan, —reí.
—Buenas noches Camila, —se paró y caminó hacia su lugar designado en el Paraíso Seguro, el cual estaba a algunos pies lejos de donde estábamos Zoey y yo.
Me senté ahí hasta que le di unos sorbos más a mi agua. Decidiendo que sería mejor si guardaba un poco para más tarde, guardé la botella en mi mochila. Decidí ir a dar un paseo, notando que Zoey podía aguantar estar sola por algunos minutos debido a que este lugar lucía realmente seguro.
Quería algo de aire fresco y un descanso del sofocante olor del túnel. Empecé a dirigirme a la salida. Me coloqué la capucha, cuando estaba cerca de la puerta y pude ver el cielo profundamente negro. Sujeté la perilla de la puerta y lentamente la jalé hacia mí. Una vez que la abrí, trepé hacia el piso e impulsé mi cuerpo al exterior.
Me puse de pie otra vez y empecé a caminar por el césped húmedo hasta que pisé cemento donde estaba la acera. Respiré profundamente metiendo aire fresco sintiéndome mucho mejor que estar en un túnel bajo tierra.
Las calles estaban silenciosas mientras no había autos que pasaran. No había mucha gente fuera, solo algunas personas sin hogar como yo preparándose para dormir en suelo frío y duro. Evité hacer contacto visual con cualquiera de ellos y mantuve mi vista fija en cualquier cosa menos en los extraños.
Empecé a pensar en lo que Evan dijo y sabía muy bien que tenía razón. Tener algo de ingresos definitivamente ayudaría a Zoey y a mí. Podríamos comprar las cosas necesarias y tener un cambio de atuendo. Pero también, aún tenía muchos conflictos con mis pensamientos sobre dejar a Zoey sola por algunas horas. Sintiéndome exhausta mental y físicamente, decidí repensar este dilema mío más tarde.
Me volteé y empecé a dirigirme hacia el Paraíso Seguro. Mis ojos se fijaron en el muro a mi derecha, que estaba cubierto por varias propagandas, volantes y posters promocionales de películas. Pero mi mirada permaneció fija en un particular papel blanco, todo debido a su llamativo título.
Decía: Gane un Millón de Dólares y sea Coronada la reina de Jauregui.
¿La reina de Jauregui? ¿Qué diablos era eso?
Estaba bastante intrigada por el volante, lo saqué de la pared y lo revisé. Aparte de los detalles de lo que creía era alguna competencia, noté que había la silueta de una sombra de una mujer joven, de complexión media junto al título que estaba de fondo del resto del texto en la hoja. Ahora podía ver su cuerpo tonificado y las curvas que tenía. Desafortunadamente la imagen en esta hoja no mostraba su rostro. Pero claramente pude notar el contorno de sus caderas, lo cual me hizo cuestionarme si incluso era la foto de una mujer real o alguno que fue sacado de internet y pegada en Microsoft Word.
Cualquiera que fuera la verdad, para ser honesta no me importaba. De lo que estaba segura era que estaba desesperada por dinero, que tenía mucha curiosidad por este volante en mi mano y exhausta mientras doblada la hoja de papel y la metía dentro del bolsillo de mi canguro y regresaba al Paraíso Seguro.
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Lamento la demora, estuve leyendo todo el día :(Prometo que pronto aparecerá Lorenzo!
¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO SU APOYO!
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The Jauregui's Dolls.
Romance¿Qué tan lejos llegarías para ganar un millón de dólares? ¿Dirías algunas mentiras? ¿Arriesgarías la vida y seguridad de tu hermana menor? ¿O te expondrías por completo a un total extraño y a muchos otros ojos voraces? ¿Qué hay de tres? Es por eso q...