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Camila:

Miré por la ventana del auto de Lauren mientras conducíamos por la ciudad con una gran sonrisa plasmada en mis labios. Me sentía muy feliz...y consentida.

La noche que Lauren me llevó a nuestra primera no oficial, cita oficial que fue en un restaurante muy lindo y costoso. Lauren fue bastante evidente al demostrar que estaba enamorada de mí, me lo probaba claramente a través de muchos gestos desde su confesión días atrás. Yo, por otro lado, aún no estaba en la misma página que ella, sin embargo estaba más atraída a ella que el día anterior.

Pronto, Lauren me dio muchos obsequios como ropa, flores, joyería e incluso me escribió las tarjetas y notas más dulces, lo cual nunca fallaba en hacerme sonreír, junto con mis mejillas sonrojadas y empezaba a doler. Solo pocos días habían pasado y estaba empezando a sentirme abrumada por el afecto Lauren... no me estaba quejando al decir esto.

Me sentí consentida, afortunada, feliz y sensual como el infierno en el corto vestido negro de encaje que estaba usando, fue un regalo de Lauren hoy más temprano especialmente para la cita de esta noche. Me hundí en el asiento del pasajero mientras llevaba mi mano hacia mi rostro para reposar mi barbilla en ella, con esa sonrisa ocupando mis labios rojos nunca se iba. Dios, en serio sentí que estaba en la novena nube ahora.

A pesar de que estaba muy sumida en mis pensamientos por Lauren y lo que hizo por mí hasta aquí, noté que tomamos el camino izquierdo de la ruta en donde estábamos previamente, cuando usualmente tomábamos el camino derecho para regresar a la mansión.

—Tomaste la ruta equivocada. —dije, sentándome erguida y mirando a Lauren.

—No, no lo hice. —Me observó, mostrándome una sonrisa—. Primero te llevaré a un sitio, antes de regresar.

—Oh, ¿dónde?

—Ya verás.

—¿No puedes solo decirme? ¿Por favor? —pregunté, haciendo puchero.

—No. —rió—. Pero te diré esto, nunca llevé o mostré a nadie ese lugar antes desde la última vez que vine.

Arqueé mi ceja, cuestionándolo—. ¿Por qué me lo muestras entonces?

—No lo sé. —Se encogió de hombros y apartó una mano del volante y la puso en mi muslo, lo cual envió escalofríos por mi columna—. Sentí que debería mostrarte ese sitio en lugar de alguien más.

Su respuesta solo me causó más confusión. Pero no dije nada y solo espere porque "el lugar" llegara, así finalmente podría verlo por mí misma. Y no pude evitar sentirme victoriosa de haber sido elegida entre las demás, para ser llevada ahí.

Diez minutos después de conducir por campos de césped, nos acercamos a una preciosa casa que era más pequeña en comparación a la mansión de Lauren, sin embargo tenía una gran estructura. Parecía estar vacía y probablemente había estado así una buena cantidad de años, mientas el césped rodaba el piso de afuera como si alrededor fuera muerto y árido.

—Um, ¿qué es este lugar? —pregunté, rompiendo el silencio mientras empezaba a sentirme un poco atemorizada.

En lugar de contestarme, Lauren abrió su puerta y salió. La vi caminar unos pasos adelante y después meter sus manos en sus bolsillos, mientras observaba la casa con adoración y estaba segura de que la vi sonreir.

Eh, ¿de acuerdo?

A pesar de que no quería hacer nada más que quedarme sentada dentro del auto con todas las puertas con seguro, la curiosidad me carcomió y me hizo seguir a Lauren.

Cuando me acerqué a su lado, Lauren abrió su boca para finalmente darle una respuesta a mi pregunta—. Esta, es mi casa anterior.

Me volteé para encarar la casa de nuevo, la cual no lucía espeluznante. Estudié la blanca estancia que tenía un gran camino al frente y cuatro pilares marfil situados a la entrada. Había al menos cincuenta ventanas en la casa las cuales claramente mostraban que estaba oscuro adentro. Además, la construcción era magnífica y traté de imaginar una versión joven de Lauren viviendo aquí.

The Jauregui's Dolls. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora