Cap. 9: Inevitables desgracias

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—No mueras, Izuku —

Todoroki bajó la cabeza haciendo que sus cabellos taparón sus ojos heterocromaticos.

Mientras los policías se llevaban a los responsables de aquel atentado, los alumnos se distribuyeron entre las ambulancias que aún se encontraban ahí. Los paramédicos los chequearon para ver si tenían alguna herida, pero sólo eran rasguños, le dieron primeros auxilios y los despidieron.

Luego de eso todos se fueron a sus casas, ya que cancelaron las clases para 1-A por el resto del día por el incidente, y para que todos pudieran descansar cómodamente con sus familias.

Shōto, en lugar de ir a su casa directamente, fue al hospital donde pensó habrían trasladado a Izuku. Al llegar al hospital, se dirigió a la recepción y pregunto si estaba ahí.

—Disculpe, Midoriya Izuku... —habló, preocupación en sus ojos, la recepcionista lo notó.

—Déjeme ver —tecleó por unos segundos y fijó su vista en la pantalla —¡Si! Esta en la habitación 54 —dio una sonrisa tranquilizadora y Todoroki, al escuchar eso, salió corriendo tan rápido como alma que lleva el diablo, sin escuchar el grito de la recepcionista.

Buscó por todos los pasillos y habitaciones, corrio y corrio y no encontraba la habitación.

Subió al segundo piso, nuevamente recorrió todo, pero en un sector alejado de ascensores y escaleras, encontró la habitación, aliviado de por fin ver a su amigo entró sigilosamente ya que Izuku se podia encontrar aún inconsciente. Aizawa, que aún se encontraba con Izuku, lo vió por el rabillo del ojo.

—Creí haberles dicho a todos que volvieran a sus casas —se acomodo en la silla en la que estaba sentado, mirando fijamente a Todoroki con el ceño fruncido.

—Lo hizo, pero yo insisto en que debo de ver a Izuku —Aizawa suspiro por la terquedad de su alumno.

—No te haré cambiar de opinión, ¿Verdad? —miro detenidamente los ojos de Todoroki, buscando cualquier indicio de duda —Ya veo que no —no había nada, solo una determinación bastante fuerte.

Se levantó de la silla en la que estaba, dirigiéndose hacía la puerta, en donde aún se encontraba Todoroki parado. Antes de salir por completo de la habitación y cerrar la puerta detrás de él, Aizawa se volvió hacia su alumno.

—No hagas nada estúpido —le advirtió, mirando los ojos de Todoroki.

—¿Cuando lo he hecho? —sin dejar de mirar a un Izuku inconsciente, escucho la puerta cerrarse detrás de él y luego escuchar los pasos de su profesor alejarse.

Lentamente se fue acercando a la camilla en la que estaba postrado su amigo, solo notando el sube y baja de su pecho acompañado por el constante pitido de las máquinas.

—Que bueno que ya se fue —una voz familiar llamó su atención —Me estaba poniendo de los nervios —vió como Izuku abría los ojos y se sentaba en la camilla, sonriendo como si nada hubiera pasado, Todoroki no encontraba palabras. —¿Qué pasa? —dió una sonrisa burlona a su amigo —¿Te comió la lengua el gato? —rió.

—Eres un idiota —se quejó Todoroki, saliendo de su asombro —Me asustaste, pequeño estúpido —se acercó a Izuku y rodeó su cuello con su brazo izquierdo mientras le daba pequeños golpes en la cabeza con los nudillos de la mano derecha.

—¡Espera, espera, me estas lastimando más de lo que ya estoy! —gritó, intentando zafarse del agarre del bicolor, forcejeando lo menos brusco posible para no abrir la herida.

Un extraño poder en U.A [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora