Cap. 11: El encuentro

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...

Una voz resonó por toda la habitación a través de un pequeño parlante en una de las esquinas junto a una cámara domo.

—Experimento N°56, nombre: Izuku Midoriya —miro hacia el espejo espía y dió unos pasos antes de escuchar nuevamente la voz —Prueba uno, inicio —

De pronto Izuku se sintió mareado y cansado, un mar de brumas lo envolvía, obligándolo a cerrar los ojos y caer de bruces al suelo, conservando la última imagen que captó con sus ojos esmeralda; una luz cegadora, un techo blanco y manchas negras que se extendían por casi toda su visión, al segundo después, perdió la consciencia, cayendo desmayado.

Despertó amarrado a una camilla, supuso que era la misma habitación en la que perdió la consciencia. Miró a su alrededor, en busca de algo o alguien, pero no había nada, solo un espejo unidireccional que reflejaba sus ojos cansados y llenos de temor.

Un sonido metálico resonó en toda la habitación y guío su vista hacia el techo donde un brazo robótico se le acercaba lentamente con una aguja, luego más de esos brazos robóticos aparecieron por debajo de la camilla. Trato de librarse de las ataduras, pero era imposible y, antes de poder reaccionar, sintió como las agujas perforaban su piel inyectando un líquido morado oscuro, casi negro, es entonces cuando un dolor se apoderó de él y, sin poder aguantarlo, gritó. Un grito desgarrador. Empezó a moverse bruscamente en la camilla, comenzó a experimentar muchos síntomas dolorosos; un ardor en el pecho, la sensación de los músculos siendo rasgados y sentir que tus extremidades se saldrían en cualquier momento.

Izuku piensa en que, en su vida pasada, debbio ser alguien bastante retorcido para que ahora, cuando solo tenía quince años, sufriera de estmanera tan brutal.

Miró en dirección al espejo, en busca de compasión por parte de las personas con batas, pero era más que obvio que sus súplicas jamás serían escuchadas. La gente lo llamaba monstruo, pero ahora mismo el solo era un niño siendo torturado por los verdaderos monstruos.

Las lágrimas comenzaron a fluir de sus ojos, incapaz de poder contener por más tiempo, miró hacia el techo, rindiéndose en pedir ayuda a las personas que lo hacían sufrir. La clemencia no era algo que ellos se permitieran, entonces era inservible solo quedarse ahí y esperar algo que jamás podría obtener; compasión.

Sus ojos comenzaron a llenarse de puntos negros, y en los bordes podía ver cómo la bruma se hacía pasó, entonces todo lo que escucho fue una voz inentendible por el alta voz antes de desmayarse una vez más.

...

—Dame los primeros resultados del experimento N°56. —hablo un hombre alto, su cabello gris era algo inusual de ver en alguien que parecía tan joven.

—Señor, aún no están del todo confirmados. —otro hombre le respondió, era un poco más bajo y usaba gafas redondas —Puede que los resultados estén alterados. —

—¡No me importa, sólo hazlo! —el gritó hizo saltar al otro hombre. Una mirada fría lo miro sobre los hombros del hombre canoso.

—S-si señor —le entregó unos papeles, y se alejo por el camino contrario al que iba el hombre más alto.

En los papeles había una foto del pecoso e información del mismo. Varias hojas detalladas sobre el niño, su personalidad y, lo más importante, su quirk.

—Veamos. —dio vueltas varias páginas hasta llegar a la penúltima. —Primer experimento del sujeto 56°, resultado: El sujeto muestra signos de resistencia al virus, sus defensas al parecer están al máximo, será difícil conseguir resultados más favorables, pero hubo un pequeño efecto poco visible, lo que la computadora mostró fue un extraño comportamiento en sus glóbulos rojos, lo que significa que puede que el experimento vaya tomando forma en poco tiempo en comparación con los otros sujetos de prueba... —paró un momento, pensando que, si aquel experimento funcionaba, entonces significa que, no, no es posible, sólo es un niño.

Un extraño poder en U.A [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora