Cap. 10: Comienza la pesadilla

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—Midoriya Izuku, tendrás que venir con nosotros. —el hombre lo miró a los ojos, como si ya supiera cuál de todos los veinte alumnos era quien. No le sorprendería realmente si así fuera, sabía de lo que eran capaces las personas del gobierno.

Izuku solo lo miró de vuelta, sin decir una palabra, y desafiandolo a hacer cualquier cosa. Odiaba hacer eso de llevarse a la gente inocente como si fueran criminales, pero era su trabajo, lo que él eligió hacer para vivir y sobrevivir.

...

Todos los alumnos, más el profesor, dirigieron su vista hacia el pecoso, quien miraba todo eso sin mostrar emoción alguna, indiferente a la orden que el militar había dado. Luego de unos segundos casi eternos, levantó lentamente ambas manos haciendo reaccionar a los militares y que estos, al momento siguiente de Izuku se moviera, levantaran sus armas apuntando con un láser rojo a la zona del corazón.

—Relajense —miró a todos los hombres con ojos fríos —Ire con ustedes, sólo no disparen —dio un suspiro, y luego de notar la seña que el hombre al mando hizo, continúo con su acciones.

Puso sus manos en la nuca y se dió vuelta, mirando a sus compañeros quienes miraban todo con asombro, miedo y preocupación, no le sorprendió ver a Katsuki sonriendo, estuvo esperando a que el hiciera está jugada, aunque habia tardado bastante, pero luego miró a Todoroki. Su amigo tenía una mirada destrozada, sus ojos llenos de un sentimiento de impotencia. Izuku sonrió.

—Cuida a Akira por mí —aunque su voz fue baja, casi un susurró, solo basta con que Todoroki reconociera el nombre de la gatita al leer sus labios para que entendiera la que pudo o no escuchar de Izuku.

Uno de los hombres avanzó hasta donde estaba el pecoso luego de que vio que era seguro avanzar, lo tomó de las muñecas con una mano y con la otra sacó unas esposas y un collar con una luz roja parpadeante, se lo colocó a Izuku en el cuello y la luz cambió a verde. Estaba algo ajustado, tanto el collar como las esposas, pero no podía quejarse, no era el momento ni el lugar.

—Todo listo, señor —el militar que lo esposo, lo hizo darse vuelta bastante brusco y aún sostenido sus muñecas, apretando más el agarre.

—Muy bien —miro una pequeña pantalla que llevaba en mano —Busquen en los alrededores, aún nos queda uno —

Izuku se tenso al oír esas palabras, sabía de quien hablaban, y esa tableta en las manos del militar, debía ser un archivo sobre lo que Katsuki les dió para atraparlo. Pasaron unos minutos, sudaba frío en todo ese momento, temía por Todoroki, pero al levantar la vista y ver al bicolor, solo vió a un chico calmado, tratando de parecer lo más natural posible y que no sospecharan de él.

Pero en cambio al girar la vista a Bakugō, su rostro tenía una sonrisa perversa y una mirada de superioridad, Izuku sintió su sangre hervir de enojo, quería romperle la cara, y enterrarlo bajo tres metros de tierra. Pero en esta situación, si intentará algo, lo tomarían por alguien –o algo– peligroso para la sociedad y la seguridad de la gente.

—No hay nada, señor —habló un militar, saludando con la mano en su frente.

—¡Busquen bien! —ordenó para luego suspirar —Se que debe de estar aquí —dio una ojeada a los alumnos y se fijó en uno bicolor —Tu, el de dos colores —apunto —Ven aquí —

Un extraño poder en U.A [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora