Prólogo

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Toda mi vida había pensado que los juegos donde tenias que correr para no ser atrapado por otro eran cosas de niños.

Pero ahora que me encuentro en este lugar del que desearía jamás haber entrado, me doy cuenta que esos juegos te previenen, que el correr tan rápido para salvar tu vida no es un juego si no un instinto de supervivencia.

He perdido la noción del tiempo, mi cuerpo no da para más veo mis manos llenas de sangre seca, la delgadez extrema que ahora tengo solo me hace derramar lágrimas de furia.

Escucho pisadas y gritos desgarradoras en un punto de este lugar siguen masacrando gente, me da náuseas pensar que haya gente tan podrida y enferma.

— Querida Tony sal de donde estés, es en vano que sigas prolongando tu final.

Esa voz, esa maldita voz lleva atormentandome desde que estoy aquí. Con las pocas fuerzas que me quedan  me pongo bajo un árbol que esta semi caído, trato de regular mi respiración para que no se escuche.

Escucho pisadas y unas botas negras aparecen en mi campo de visión, se queda estático por un momento y después sigue su camino.

Me espero lo que parece una eternidad y con cuidado me levanto, volteo a todos lados y camino rápidamente para buscar otro lugar donde esconderme.

Un dolor punzante me atraviesa el pecho y brota de el un líquido rojo, la respiración me falla, me siento mareada no logro mantenerme de pie y caigo al suelo.

— ¡Te encontré! Ya no podrás escapar de mi.

El JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora