"Someone once told me to always live for the little things in life. Live for 5 a.m. sunrises and for 5 p.m. sunsets when you'll see colors in the sky that don't usually belong there. Live for road trips and bike rides with music in your ears and the wind in your hair. Live for the days when you're surrounded by your favourite people, who make you realize that the world it's not a cold, harsh place. Live for the little things because they will make you realize that this what life is about, this is what it means to be alive."
Envuelto en una nube de humo de tabaco, con una copa de whisky al alcance de su mano, tecleando sin parar a su ordenador de tres pantallas, ni se inmuta de mi presencia. Me limito a gruñir un saludo y me tiro en el sillón más cercano, estoy destrozado.
El sótano que Adrián usa como despacho se parece a un bunker, oscuro y húmedo, ningún sonido se filtra desde fuera. Aunque en una enorme pantalla en la pared puede controlar absolutamente todo lo que pasa alrededor de su casa, cuento rápido al menos una veintena de imágenes de las cámaras de seguridad.
Nos conocemos desde siempre y no es ninguna exageración, somos amigos desde los cinco años de edad. Nuestros padres eran vecinos y amigos, se visitaban a menudo, y como siempre bromeamos por ese tema, no nos quedó otra, teníamos que acabar siendo amigos, si o si.
Estuvimos en la misma clase en la primaria, igual en la secundaria y en el instituto. Después, nuestros caminos se separaron por unos años, pero al final, como una ironía, los dos acabamos trabajando en el mismo ámbito, pero cada uno para diferentes agencias, el como oficial en una unidad de la inteligencia militar, yo en "informaciones externas".
Fueron años en que inevitablemente nos distanciamos, los dos teníamos que viajar mucho por el trabajo, nuestros encuentros cada vez más eran menos, cada vez más fríos.
Hace tres años que está retirado después de un turbio escándalo en que fue implicado durante una misión en el Oriente Medio. Inicialmente fue acusado de divulgación de secretos, amenazado con el tribunal militar, pero al final todo se quedó en una cortina de humo, un extraño acuerdo y su salida del ejército. Es un episodio de su vida de que nunca hablamos, nunca he podido preguntarle abiertamente si las acusaciones eran reales. Lo único que tengo claro es que su salida del ejército, nada honorable, por la puerta de atrás, fue algo que le dolió, y mucho. Le gustaba su trabajo y se lo tomaba muy en serio, era muy meticuloso en preparar cada detalle de una misión. Por entonces un verdadero patriota, a veces llevando todo al extremo en mi opinión. Pero esos tiempos quedaron muy atrás y el cambió, y mucho. Y aunque le llevó algo de tiempo para superar ese episodio de su vida, pero encontró un modo para quedarse en ese "no man's land" , como el lo llama, refiriéndose a nuestro trabajo. Esta vez sin ideales, sin sueños para salvar el mundo.
Just business, como suele decir.- Como va el negocio...?
Es una pregunta un poco tonta la verdad, juzgando por el RS6 aparcado en el garaje, le va bien, muy bien.
Se gira lentamente hacia mi con una sonrisa irónica en su cara.
- Ahora eres contable...? ¿Quieres un balance de situación...?
- Vete a la mierda...
Los dos empezamos a reír a carcajadas.
- Bienvenido en casa, forastero- sigue con las ironías.
- Nunca mejor dicho, es exactamente como me siento. Llevo casi una semana encerrado en los despachos de la agencia para el debriefing. Estoy hasta las narices de rellenar informes y de aguantar idioteces.
- Y qué esperabas, ¿una fiesta de bienvenida? -me dice entre risas.
- Eso no, pero al menos no ser tratado como un maldito infractor sería todo un detalle.
- Qué pasó en Madrid...? Su rostro se vuelve serio.
Tardo en contestar, a pesar de los años que nos conocemos, a pesar del hecho que confio totalmente en el, me cuesta responder a una pregunta tan directa. Son reflejos del oficio que me cuesta superar.
- Resulta que mi esposa era una maldita agente... he seguido los procedimientos, hice un informe, mis sospechas se confirmaron y al poco la detuvieron- las palabras me salen como una ráfaga, como un desahogo, no me dí cuenta hasta ahora de cuánto necesitaba esto.Se queda mirándome aunque no parece para nada sorprendido.
- Estas seguro de todo esto...?
- No lo sé, contesto, ya no estoy seguro de nada. Hay cosas que no me cuadran.
Le cuento el episodio de la salida del hotel y eso acaba con su relativa tranquilidad.
- Los de 054! ¡Unos malditos salvajes! - explota. Salta alterado de su silla y empieza a caminar por el sótano moviendo la cabeza. Se sienta en un sillón cerca de mi y se queda en silencio siguiendo con la mirada el humo del cigarrillo que acaba de encender.
- Podria ser una coincidencia? - pregunto.
- Ni hablar, si se trata de estos no hay coincidencias.- Ya... lo que no me cuadra es el por que me están vigilando. Y por qué está implicada la inteligencia militar en este asunto.
- ¿Vigilar? No, no entiendes. El labor de la unidad 054 no es vigilar. Hace tiempo que sólo les mandan en misiones para localizar y cazar desertores o traidores, eso es lo que yo no entiendo, si iban a por ti, en los mejores de los casos estarías detenido.
- ¿Entonces...?- No lo sé, voy a necesitar tiempo para averiguar lo que está pasando. Qué te dijeron en la Central?
- De momento nada en concreto. Estoy temporalmente suspendido hasta que todo se aclare, me retiraron el arma y toda la documentación. Que no puedo alejarme a más de 50 kilómetros de la ciudad sin pedir permiso para eso.
- Malditos...
- Ya...
- Bueno, ahora mismo es lo mejor que puedes hacer, pasar un tiempo desapercibido, hasta que las aguas se aclaren y nos enteramos de que va todo esto. Te quedarás en mi casa, sube a descansar un poco, tienes la habitación preparada.
- Gracias...
Me levanto y me dirijo hacia la puerta para subir, estoy cansado y me vendría bien una ducha antes de dormir. Me quedo unos instantes pensando como va a reaccionar a lo que le voy a decir. Hace una semana que no se nada de Carla y eso me hace estar intranquilo. Quizás más de lo que debería. Me sorprende lo mucho que pienso en ella.
-Hay otro asunto de lo que te quería hablar...
Levanta la mirada hacia mi esperando que continúe.
- Tengo que salir del país por un par de días...
Acabo la frase esperando que de un momento a otro va a explotar otra vez, pero para mi sorpresa se queda inmóvil.
- Hacia donde?
- Italia- contesto.
Su mirada se intensifica y tengo la sensación de que me puede ver a través de mi, leer todos mis pensamientos.
- Como se llama...?
- ¿Quien?- contesto sorprendido.
Empieza a reír sin control moviendo la cabeza como diciendo "lo sabia". Su buena disposición es contagiosa, y a pesar de que he caído como un novato en la trampa de su pregunta, empiezo a reír también.
- Estás loco, lo sabes ¿verdad...?
- Lo sé, pero es una cosa que tengo que hacer- contesto.
- Anda, vete a descansar, voy a ver que puedo hacer.
- Gracias...
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Debajo de los tilos
Romance¿Bebí tanto anoche...? ¿Anoche...? ¡Si ni siquiera sé dónde estoy! Con los ojos entreabiertos, estoy intentando ubicarme con la poca luz que se filtra por la ventana. Mi maleta deshecha, mis vaqueros colgando sobre la mesita de noche, la ha...