Through the Dark (Draco Malfoy, fanfic)

13- Un regalo especial y un recuerdo borroso

ATENCIÓN: Éste capítulo contiene un flashback al final.

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Los mellizos, junto a Ginny y Ron, volvieron a Hogwarts unos días después de año nuevo. 

Luego de la cena, Sophie se fué al aula de siempre a esperar a Draco, y se afirmó en una de las ventanas. Sintió las manos de su novio en su cintura y no se movió.

—Te extrañé —susurró el rubio depositándole un tierno beso en la mejilla.

—Yo también.

—Entiendo que sigas enojada, me comporté como un idiota. En mi defensa, no quiero perderte, Sophie. Y saber que irías a la fiesta con alguien más me revolvía las tripas —Sophie se volteó y lo miró fijamente.

—No me perderás, Draco. Porque yo te quiero a tí, entiéndelo.

Se puso de puntitas y lo besó por un largo rato.

—¿Por qué estás triste? —preguntó el rubio, apartándose. 

—Bellatrix y Greyback atacaron la Madriguera la noche de navidad.

Draco cerró los ojos.

—¿Estás bien? ¿Te hicieron...?

—Sí, estoy bien. Todos estamos bien, es sólo que... —los ojos de la chica se llenaron de lágrimas—. La casa se quemó... La señora Weasley estaba destrozada.

—Lo siento. De verdad, lo siento mucho.

—No fué tu culpa —la pelirroja se alejó de la ventana y se sentó en el borde de una mesa. Escuchó a Draco caminar pero no lo miró. Luego, cuando el chico se sentó junto a ella, Sophie notó que tenía un pequeño bulto en los brazos.

—Sé también que fuí un verdadero idiota cuando tu lechuza murió. Y... bueno... —Draco le enseñó lo que cargaba, dejando ver un pequeño gatito blanco durmiendo envuelto en una manta—. No es una lechuza pero...

—¡Draco! —exclamó Sophie tomando al gatito en sus brazos, sonriendo.

—Lo compré hace dos días y lo único que hace es dormir. También le compré una jaula y comida, no te preocupes por eso. Phoenix me ayudó a elegirlo, dijo que te gustaría. Por favor dime que te gusta. 

—¡Es hermoso! —Sophie comenzó a acariciar al gato, escuchando sus ronroneos—. Es tan suave... —Draco sonrió.

—¿Cómo lo llamarás?

—Hum... Pelusa.

—Es macho.

—Señor Pelusa, entonces.

—Es un buen nombre. Mi madre casi se muere cuando nos vió llegar con él a casa, odia los pelos. Le tuve que decir que... bueno, no te enojes, pero le dije que era para Pansy —Sophie hizo una mueca de desagrado—. Oye, tú eres la única chica que me importa —le besó la mejilla.

—Yo también te tengo un regalo, rubio... —Sophie sacó de su bolsillo un paquete y Draco lo abrió con emoción, ya que le encantaban los regalos.

Era un reloj de bolsillo, de oro. Draco lo abrió y además del reloj, se encontró una fotografía en movimiento de él y Sophie. Recordaba ese momento como uno de los más divertidos que había vivido con Sophie: ella sujetaba la cámara e intentaba imitar la cara de sapo de Umbridge, mientras Draco, a su lado, explotaba en carcajadas.

—¿Funcionó? ¿Ves la foto? —preguntó la pelirroja.

—Sí —respondió Draco con una sonrisa de oreja a oreja.