Una no muy bonita situación.

9 0 0
                                    

Ambos entramos al cuarto y las luces siguen encendidas dejando a la vista todo los rincones de la misma.

La primera en pasar fue ella, su impresión fue muy buena ya que tenía la mandíbula inferior casi tocando el suelo.

- ¿Te gusta?- Le pregunto mientras le pasó mi mano por la zona inferior de la espalda llegando hasta sus nalgas.

- No solo me gusta, es muy cómodo a simple vista y eso que fuí yo quien te vendió la casa.- Dice ella tratando de recuperar la compostura sin embargo al sentir el roce de la piel de mi mano en su trasero, instantáneamente su piel se erizaba.

Ella da media la vuelta y me da un beso en los labios, uno simple y luego me arrastra junto con ella hacía la cama.

Ella me empuja y luego pasa ambas manos por su cuerpo curvilíneo, desde su gran busto, pasando por su cintura y cuando llega finalmente a la parte de su trasero. Se da la vuelta y culmina su toqueteo con una nalgada a si misma, sin quitarme la mirada Touka tiene una expresión seductora.

Le tiendo la mano, ella la sujeta y de un tirón cae sobre mi regazo, sostengo su rostro y le planto un profundo beso apasionado, ella me sigue y duramos unos minutos solo separando nos para respirar y volver a seguir en el besó.

Ambos, con el calor del momento. Soltamos la prevención a un lado y dejamos que la parte animal de nuestro cuerpo controle nuestras acciones.

Touka comenzó a quitarme la camisa de una manera que era casi igual a arrebatármela mientras deprendía los botones de la misma. ¿Quién diría que la parte salvaje de una mujer haría algo como esto? Nadie ¿Verdad?

Yo por otra parte no me iba a quedar como el pasivo en este momento. Así que inicie por bajarle el cierre del vestido con una mano y con la otra acariciar el muslo de ella de una menara suave y cariñosa. Acción que ella aprobó con un ligero gemido.

Nos detenemos por un breve momento para despojarnos de las prendas restantes que llevábamos, quedándonos únicamente en ropa interior.

- Nunca esperaría verte con mis propios ojos en un conjunto negro tan atrevido. – Le dije mientras la miraba de pies a cabeza, y una sonrisa pícara florecía en mi rostro.

- ¿Solo lo imaginaste? Y si es así, ¿Qué más imagino esa linda imaginación tuya?- La actitud y el lenguaje corporal que emanaba de Touka me daba una sensación de querer abalanzarme, destrozar aquel conjunto y devorarla por completo.

- Ciertamente, te imagine no solo con un conjunto atrevido y en diferentes posiciones. Imagine esto también. – Terminando mi frase, voy a su lado y le quito de un solo tirón su brasier, aquel par estuvo en libertad. Con la mano que me quedaba, proseguí por arrancar su tanga negra.

Viendo aquel majestuoso cuerpo, no pude evitar a que un amiguito se pusiera de ánimo dentro de mi bóxer.

Aquella figura, cuya piel parecía tan blanca como la porcelana blanca le contrastaba perfectamente un color rojizo que cubría gran parte de su rostro. Ciertamente tal vista daría a cualquier persona la motivación de querer comer su carne.

Sin más dilación, me pose por detrás de Touka y la agarre por la cintura y la acercaba a mi cuerpo lo más apretado posible, no quería dejar ni un solo espacio que su cuerpo no este tocando el mío. Bese su cuello de manera lenta y pausada, mientras mis manos recorrían su cuerpo, a veces deteniéndose en un lugar y otras solo explorando cada rincón.

Sentía como ella, se dejaba llevar por la lujuria. Sus gemidos se hacían cada vez más fuertes lo que me incitaba a querer poseerla más y más. Deje de explorar su maravilloso cuerpo, y me centre únicamente en su clítoris y el interior de su vagina.

La vida de un GregorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora