Capítulo 11

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A la mañana siguiente, el rey y su hijo salieron del castillo. Joel había esperado que el niño bajara a despedirse, sin embargo no ocurrió. Mientras perdía de vista el castillo, su corazón dolía un poco.

Erick los vio partir desde la ventana. El príncipe se había ido tal como anticipó. No le amaba y ahora no volvería a verlo pues ya estaban en otoño.

Erick había tratado de olvidarse del príncipe Joel Pimentel, aunque era una tarea difícil, se había quedado encerrado en su habitación, pues no creía que fuera a encontrar el amor, si no era Joel Pimentel. ¿Quién era su verdadero amor?

Los reyes decidieron que el tiempo para Erick se estaba agotando, pues quedaba poco para la llegada del invierno y eso implicaba su cumpleaños número 18, la búsqueda de un esposo era ya tarea de vital importancia,

Un baile había sido organizado nuevamente, entonces se sabía que quien lograra ganar el corazón del príncipe rompería la terrible maldición, los jóvenes del reino fueron convocados y Allen trataba de ser cortes y amable con los presentes, forzarse a amar a alguien, quien fuera, un joven muy amable le invitó a bailar, no tuvo más opción que aceptar pues sentía que todos le observaban, el joven lucía tan agradable y gentil, por qué no se podía enamorar de alguien como él? De repente a mitad del baile se detuvieron pues alguien más pedía la oportunidad de bailar con él.

Erick levantó la mirada, era Zabdiel, estaba vestido con sus mejores galas y por primera vez no llevaba armas. Por un momento había pensado que Joel había vuelto, pero de todas maneras lo que escuchó le sorprendió.

- sé que soy un simple guardia, pero permítame intentar pues yo estoy enamorado de usted. - le dijo al oído mientras bailaban - si no puedo abrir el cinturón, yo... no volveré a molestarlo con mis sentimientos nunca más.

- Zabdiel, te agradezco pero... - Erick no pudo evitar soltar una lágrima - ya no tengo el cinturón, el príncipe Joel...

- entiendo, no tiene que decirlo. - dijo Zabdiel derrotado

Erick siguió bailando con Zabdiel. Zabdiel era su caballero más fiel en el reino, pese a que le había confesado su amor por él, por qué no podía corresponderle, sabía que Zabdiel cuidaría siempre de él, también quería lo mejor para el reino pero... solo lo veía como un amigo.

Erick decidió descansar un poco, pues toda la atención le tenía algo mareado, fue el balcón a tomar algo de aire, vio a alguien allí recargado contra la baranda, apenas podía ver bien al extraño que llevaba como rasgo distintivo rizos en su cabello que se mecían con el viento, por un momento le recordó al cabello de Joel y tuvo que desviar la mirada y apoyar su cabeza en la baranda mientras recitaba en su mente que "Joel no volvería"

Suspiró y se abrazó a sí mismo por el frío, en breve sería invierno y todo habría terminado. Estaba tan cansado del ruido y de los bailes, de buscar a alguien que pudiera romper su maldición y de esperar que Joel volviera pues ese baile sólo le hacía recordar el momento en que se habían encontrado.

- quisiera disculparme - dijo el hombre que estaba en las sombras - y pedirte que bailes conmigo.

Erick reconoció la voz, era más serena, aunque en algunas palabras titubeaba.

- ¡Joel! - Erick trató de acercarse, pero el otro movió una mano para evitar que continuara avanzando.

- si te veo no podré seguir hablando - dijo nervioso.

- entonces cómo vamos a bailar si estamos lejos.

- espera niño - respiró y apretó los puños tratando de reunir valor - quiero disculparme porque... - se cubrió la cara, al parecer estaba más nervioso de lo que Erick podía apreciar - en cuanto llegué a casa me di cuenta de que debía volver.

El príncipe maldito [Joerick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora