Capítulo 5

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Por la mañana se levantó antes de que el sol saliera y corrió ordenó a sus sirvientes que prepararan un surtido de los mejores postres de su reino para su huésped. Le parecía un buen detalle de disculpa y, por su naturaleza, creía que era de lo más romántico. En cuanto comprobó que los lacayos llevaban la bandeja de pasteles a su amado, corrió a la biblioteca con emoción para repasar sus libros y buscar ideas de conquista.

Zabdiel lo miraba y trataba de no emitir comentarios que le dieran más ideas o que lo hundieran. Para ser justos y merecer su amor Erick debía fracasar por sí mismo.

El príncipe también aprovecho para buscar todo lo relacionado con el reino de Joel Pimentel pues consideraba que así podría aplicar mejor su cortejo.

Al parecer su reino tenia algunas costumbres interesantes, las vestimentas le resultaban exóticas, como le había explicado Christopher con la información de sus registros, además de lo lejano de su reino.

Erick se sentía un poco más confiado al tener algo más de información sobre el príncipe, no podía esperar a que bajara a desayunar, la puerta del comedor se abrió y Joel Pimentel apareció acompañado de su padre, Erick no pudo evitar emocionarse e invitarlos a degustar lo que había en la mesa, el rey Francisco estaba maravillado pero Joel solo puso una mueca de desagrado de las suyas.

Quería abandonar la sala cuando su padre le obligo amablemente a aceptar la invitación del joven príncipe. Joel estaba maldiciendo a todos internamente, en especial al niño. Erick trato de no desanimarse y le ofreció uno de los postres que era su favorito.

- Es dulce, es asqueroso - dejo caer la cucharilla al primer bocado, el cocinero real estaba ofendido y Erick incrédulo pues el mismo aprobaba la comida y sabía de antemano lo exquisita que estaba - Me voy al mercado, quizás allí consiga algo decente - anuncio Joel levantándose de su silla sin importarle los reclamos de su padre.

Erick se disculpó y se fue a su habitación. Por más que quisiera ocultarlo, su corazón se sentía herido con cada rechazo del príncipe y no encontraba la manera de arreglarlo.

- Creo que fue suficiente - dijo el rey Francisco - ustedes nos han acogido con amabilidad y creo que deben saber lo que ocurre - dijo muy apenado mirando a los reyes que comenzaban a extrañarse por la conducta insensata del príncipe Pimentel.

- Sin duda, la conducta de su hijo nos sorprende, pero el único que debe hacerse responsable es él.

- Me temo que no, no es su culpa, su actitud es consecuencia de una maldición.

- ¿Una maldición?

- Cuando era muy pequeño mi Joel era capaz de sonreír como cualquier otro niño, pero un día un hechicero malvado le arrebato su corazón - ambos reyes lo miraron consternados- Desde ese momento dejo de reír e inclusive expresar cualquier emoción que no fuera amargura- se limpio una lagrimilla de sus ojos.

- ¡Eso es terrible!- dijo Erito.

- Por eso hemos iniciado un viaje buscando pistas para liberar a Joel de esa maldición.

- Comprendo, quizás nuestros Bookman reales puedan tener información de ayuda, quizá ya lo sepa pero nuestro hijo también sufre de una terrible maldición - ambas partes habían llegado a la conclusión de que quizás su encuentro era obra del destino.

Los Bookman recibieron toda la información sobre la maldición del príncipe Pimentel esperando encontrar resultados.

Erick permaneció en su habitación hasta que llamaron a su puerta, era el aprendiz que había tratado de ayudarle. Le hizo pasar de inmediato y no tuvo más remedio que contarle sobre lo ocurrido con su dildo.

El príncipe maldito [Joerick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora