Alegría en decadencia

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Hoy estoy alegre,
fue hermoso lo que pasó:
alguien me escuchó atentamente
sin ningún tipo de distracción.

Pude contarle mis gustos
por la música y el arte
y me di cuenta que nosotros
compartimos cosas iguales.

La charla fue extensa,
pero realmente bella.
Me sentí alegre
y muy satisfecha de ella.

Pero toda alegría acabó
cuando me di cuenta
que con quien hablaba
era mi propia conciencia.

Y ahí comprendí
que todo fue producto de mi imaginación,
que pensó que tenía amigos,
al igual que yo.

Noches de poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora