Pasó un tiempo desde aquel acontecimiento y ambos chicos no volvieron a hablar de ello, simplemente se evadían en la medida de lo posible. Pero, aún así se miraban, se sonreían y si era necesario, se hablaban. Por otra parte, la ciudad veía a Ocho como una maravilla, además era de gran ayuda en las misiones, por lo tanto Reginald pensó que fue una buena decisión haber acogido a la de ojos azules.
En un día como cualquier otro, los chicos cumplieron sus tareas hasta que las mismas se vieron interrumpidas por un llamado de su padre, tenían que ayudar a la cuidad. Los niños se prepararon para salir a su misión como si fuesen un rayo.
Su misión fue un rotundo éxito, gracias a las habilidades mentales de Ocho la gran mayoría de ladrones se entregaron a la policía, otros quedaron heridos y otros muertos. Lo extraño de aquella misión fue que Sir Reginald se sintió algo de recelo por la ojiazul, fue como un instinto de peligro que sintió al verla peleando y manipulando. A pesar de no conocerla completamente y sentir que era un peligro, Reginald sabía que iba a serle útil si sabía controlarla. Aunque la pelirroja no parecía intimidar ni a una mosca, cuando se enojaba o se centraba demasiado en su lado maníaco podía dar más miedo que cualquiera y ese parecía ser el problema.
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Al día siguiente los integrantes de la academia se encontraban en sus clases de baile, a ninguno le parecía la gran cosa, de hecho, para ninguno tenía sentido. Allison y Raven tenían que bailar con sus hermanos, ya que lo único que se pudo conseguir con Reginald fue que ninguno de los hermanos varones quería bailar con otro. La ojiazul mordía sus labios hasta que fue llamada para bailar con Cinco quién le extendió su mano, ella sonrió levemente y aceptó la mano del chico. Empezó a sonar ladyfingers de Herb Alpert .
A pesar de que ella tuviera dos pies izquierdos y el odiara bailar, se sentía cómoda con Cinco tomándola de las manos. La hacía dar vueltas en momentos específicos y ella parecía disfrutar moverse de todas las formas, menos la correcta. Fue un momento infinito, y la vez efímero. Algo que parecieron disfrutar solo ese momento, sabían que sería algo que se repetiría posiblemente pero no con la misma magia de aquel día. Cuando terminaron, ella puso un mechón de cabello tras su oreja y enseñó su dulce sonrisa pequeña.
—Número Ocho, necesito hablar contigo. —llegó Reginald a la habitación, mirándola fijamente. La niña y el hombre se dirigieron a su estudio y ambos se sentaron uno frente al otro.
—¿Qué ocurre, papá? —preguntó la pelirroja, poniéndose nerviosa.
—Te prohíbo que muestres tus habilidades a tus hermanos, número Ocho.
—¿Qué?
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love hurts | five hargreeves
FanficLOVE HURTS | ❝love is just a lie, made to make you blue❞ umbrella academy's world five hargrevees & raven hargrevees/wilson the umbrella academy's fanfic a-atmosphere