Incómodo, Lu Han se movió entre las frías sábanas de su cama y suspiró por décima vez. No podía dormir. En verdad era horrible querer desconectarse del mundo, dejar atrás los ratos desagradables del día por unas cuantas horas y no poder hacerlo sin importar qué tanto se esforzara. Estar tan cansado y no poder siquiera caer dormido era hasta fastidioso.
Alcanzó su teléfono celular, mismo que había dejado encima de la mesa junto a su cama, y se paseó un poco entre su corta lista de contactos. No sabía por qué, pero todavía tenía guardado el número de Kris, el chico en quien solía apoyarse cada vez que se sentía vacío y como si el cielo se le cayera encima. Por supuesto, ya no podía llamarlo y desahogarse.
La amistad entre ellos había llegado a su final de una manera poco agradable, pero Lu Han suponía que no era posible cambiar las cosas e incluso pensaba que el perder al contrario era sólo un recordatorio más de que su vida no era precisamente bonita. Echaba de menos algunas cosas, mas ya no se permitía derramar ni una sola lágrima por ello, en especial por poder asegurar que Yi Fan se encontraba de lo mejor sin él.
Con la vista perdida en algún punto del techo, en esos momentos uno de los recuerdos más dolorosos que tenía daba vueltas por su mente, como si él mismo quisiera hundirse más en su tristeza.
—¡Lu Han, Lu Han! ¡Habrá una fiesta en casa de Tao esta noche y será genial! ¡Tenemos que estar ahí! —El rubio se escuchaba muy emocionado—. Espero que no tengas planes... ¡Es más! ¡Debes cancelarlos si es que tienes!
—Gracias por la invitación, Kris, pero... volveré a casa tan pronto como terminen las clases —respondió acompañado de un suspiro—. No tengo muchas ganas de salir hoy —confesó.
—¿Eh? ¿Por qué no?
—Quiero estar en mi casa, encerrarme en mi habitación y tratar de no pensar en nada. No creo estar lo suficientemente bien como para convivir con otras personas. En serio, no quiero parecer un amargado o algo así, es sólo que...
—Oh, déjame adivinar qué pasa —interrumpió a su amigo y bufó, sabiendo que cuando Lu Han estaba con la mirada clavada en el suelo mientras daba lo que él creía que eran puras excusas, no lo convencería de nada—. El triste Lu Han se siente deprimido y miserable otra vez. Claro... No puedo creerlo, hombre, siempre tiene que pasarte algo, ¿no? —Cruzó los brazos—. ¿Cuándo dejarás de buscar atención? Creo que ya tienes más que suficiente.
—Oye, no estoy buscando atención —respondió, dejándole ver al contrario que se sentía ofendido por aquellas palabras—. Kris, estoy triste, ¿de acuerdo? Mi vida es un desastre, no tiene ni pies ni cabeza. No puedo estudiar lo que quiero, mis padres prácticamente me están obligando a ser un clon de mi abuelo, el gato que lleva un largo tiempo conmigo está muy enfermo y ningún veterinario me ha dado esperanzas de que pueda recuperarse; necesito desahogarme y nadie me escucha. Me entenderías mejor si estuvieras en mi lugar, pero créeme, eso es algo que no le desearía a nadie.
—Sólo estás exagerando, Lu Han. Como siempre.
El pelinegro cerró sus manos y se mordió el labio inferior levemente. No quería soltarse a llorar ahí mismo, en un lugar público, por más débil y cansado que se sentía.
—Imagina que todas estas cosas desagradables te pasan a ti —le pidió de la manera más tranquila que pudo—. ¿Cómo te sentirías? Dímelo.
—Sí, sí, me sentiría mal, supongo —puso ojos en blanco y se encogió de hombros—. Pero creo que tampoco es para tanto, ¿entiendes? —Soltó un suspiro, mirando fijamente al más bajo—. No me gusta que sea cada vez más difícil pasar un buen rato contigo. Quiero que te distraigas y que te olvides de todos tus problemas, pero no te dejas ayudar.
—¿Crees que esto es genial, Kris? Dime, ¿acaso piensas que me gusta sentirme mal casi todos los días?
—Pues a veces parece que así es —se quejó.
Estaba seguro de que jamás podría olvidar aquellas palabras, aquella discusión que le siguió. En tan sólo un segundo, el más alto rompió una bonita amistad tan fácilmente, como si para él no valiera nada, y así logró hacer la vida de Lu Han un poco peor.
Bajando por su lista de contactos, llegó hasta el número de Se Hun y por un breve instante pensó en llamarlo o enviarle un simple mensaje para preguntarle si podían conversar.
Todavía no se conocían bien y eso lo hacía creer que no podía contarle cada detalle, pero tal vez, sólo tal vez, el contrario estaría dispuesto a distraerlo. Podían hablar acerca de cualquier otro tema que no fuera su vida o sus problemas, pues lo único que quería Lu Han era dejar de sentir que estaba solo.
Continuará.
.............................
¡Hola! Perdón por tardar tanto en actualizar. He tenido días difíciles y cargados de trabajo, así que apenas tengo tiempo para escribir y editar como me gustaría.
Agradezco mucho su comprensión y su apoyo, lobitos de mi corazón. Tengo ganas de escribir algo por el #HunHanMonth, pero sé que también debo concentrarme en los fanfics que tengo sin terminar, así que ya veremos qué pasa.
¡Un abrazo!
![](https://img.wattpad.com/cover/180225012-288-k472671.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Una sensación reconfortante [HUNHAN]
FanficSabe que el mundo no es tan amable como dicen. Ha visto lo frío y cruel que puede llegar a ser en realidad. Hay tan pocas cosas reconfortantes, pero... ⚠ PROHIBIDO COPIAR O ADAPTAR ESTA HISTORIA.