Lykaios no podía reaccionar, las palabras se habían escapado de su boca y solo podía mirar esa expresión de odio en el rostro de Cory. Sabía que pasaría, sabía que un día lo descubriría, pero definitivamente nunca pensó que sería tan pronto y de esa manera, no había tenido tiempo de nada, ni siquiera de hacerle confiar en que le amaba verdaderamente y su rostro giró violentamente ante la bofetada de Cory, mas, cuando le vio marcharse volvió a luchar.
—¡NOO! ¡CORY ESPERA! POR FAVOR, ¡¡CORYYY!! NO HA SIDO MENTIRA, LO QUE TE DIJE ES REAL, REAAL —No sabía si le había escuchado, su voz se había roto con esos gritos y los guardias terminaron de apagarla con un macizo golpe con la empuñadura de su espada sobre la nuca del pirata, quien vio la oscuridad más aterradora que jamás había visto.
Sus joyas solo miraban desde la mansión como se lo llevaban, envueltas en llanto y protegiendo lo poco que había quedado de la riqueza de Lykaios, pero de lo que el pirata no tuvo idea fue que Rubí fue arrastrada con él, había agredido a los soldados en su intento desesperado de proteger a su amo. Y Lykaios solo se dio cuenta de ello cuando despertó entre sus brazos en una húmeda y oscura celda, ella lloraba, la habían maltratado, pero no tanto como a él.
—Malditos —gimió el pirata, la sangre le brotaba por la boca ante las profundas heridas de la tortura, su cuerpo entero era un harapo ensangrentado y sucio, y ella le limpiaba con un pedazo de tela que había rasgado de su propio vestido. —¿Por qué? Querida, tú no deberías estar aquí.
—Shhh. No hables, descansa —le respondió entre sollozos y él solo pudo acariciarle la mejilla con la poca fuerza que le quedaba. —Te sacaré de aquí, te acusaron de demasiadas cosas, todo eso no era cierto.
—Ese Custer es un desgraciado — le costaba respirar, muy seguramente tenía las costillas rotas, —tiene más historia que yo, te usó para cubrirse, estoy seguro — si con algo no se metía Lykaios era con el tráfico de personas, él mismo había rescatado a las que le acompañaban en la mansión y unas cuantas más que habían preferido ser libres, pero Sálomon Custer, ese hombre estaba podrido, aunque disfrazara su alma oscura con porte y un apellido de noble. —Tengo que hablar con Cory — se quejó al tratar de incorporarse. —Lo Necesito.
—Ya, no te lamentes más, recupérate un poco.
—No — masculló entrecortado — tú sabes lo que me pasará, van a matarme, no puedo morir sin haber hablado con él, tengo que salir — en ese momento una violenta tos ahogada en sangre se apoderó de él, ella no atinó a más que abrazarlo contra su pecho y tratar de protegerlo de los guardias que en ese momento se acercaban de nuevo.
***
El carruaje llevó al rubio a casa, donde de inmediato supo que ya habían notificado a su padre de todo lo que había pasado, así que fue llevado hasta su oficina, en cuanto cerraron la puerta los gritos de aquel intentaron entrar por sus oídos como flechas certeras, no iba a negarle nada, era una decepción, un iluso y un idiota, ni siquiera podía disculparse por lo que había hecho, solo quería dejarlo en el pasado, quería saber si al menos con el castigo de su padre podía olvidarse de todo.
— Jamás pensé que tendría que hacerlo contigo, pero no me dejas opción, has deshonrado el apellido Custer y tienes que pagar por ello, quítate la camisa. ¡Ahora! — le gritó mientras se quitaba el cinturón, Cory asintió y obedeció para dejar que, a empujones, le pusiera contra el escritorio. No supo en realidad cuantas veces le golpeó en la espalda, en ese sentido su padre era bastante tradicional, jamás le había castigado, pues jamás le había dado motivos, hasta ahora.
Los azotes caían raudos y con fuerza, lastimando su piel, dejando largas y rojas marcas que se abrían y sangraban mientras un nuevo golpe impactaba. Lo último que recordó fue que le llevaban a su habitación, a su hermana llorando y nada más.
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Crónicas de Eretz: Secreto Pirata.
FantasiEretz, el reino único en el que la magia se encuentra en múltiples formas. Donde las criaturas de cualquier raza conviven bajo el perfecto orden ofrecido por su monarca y las nobles familias, donde convergen los buenos y los malos, donde los nobles...