Mi tragar era amargo, me sentía rara la garganta. A pesar de que mis ojos estaban cerrados pude notar que era de día. Mi nariz olfateaba olor a desinfectante y a rosas. Como las rosas que me había dado Blake. Tanteé con mis dedos el lugar en el que me encontraba. Al parecer estaba acostada en algo suave, como un colchón. La tela era fina, se sentía helada.
Abrí mis ojos despacio, notando un techo blanco. No era el techo de mi habitación. Como mi visión estaba algo borrosa, parpadeé varias veces para aclararla. A lo lejos escuché voces, murmullos, el pitido de algo. Poco a poco se fueron aclarando. Un rostro conocido se puso frente a mi, pronunciando mi nombre seguido de una sonrisa. La chica era rubia, tez blanca, tenía aspecto alegre. La pude reconocer como Carolina.
—Kenzie, despertaste —la escuché decir—. Me tenías preocupada.
Me encontraba en el hospital, era obvio. Pero no había nadie más en la sala, solo ella.
—Carolina... —mi voz se escuchó rasposa y débil.
—Shhh no hables, tienes que descansar. Tragaste mucho humo —dijo.
¿Tragué mucho humo?
Y entonces flashes de lo que me había pasado me llegaron de repente: Blake, el asesino, el incendio. Ni siquiera sé cómo logré salir. Pensé que era mi final.
—¿Cómo... salí? —quise saber. Tenía que saber.—Blake llegó donde nosotros y nos dijo todo. Al principio Connor y los demás quisieron hacerle daño pero yo los detuve. Si hubiéramos llegado más tarde... no quiero ni pensarlo—explicó.
—¿El... asesino?
—El huyó, Kenzie. Cuando llegamos no había nadie. Lo perdimos —puso los labios en una sola línea.
Se escapó.
No puede ser.
—Todos están afuera. Has estado dos días sin despertar, el pobre Connor esta que se muerte de la angustia, hasta ahora pude lograr que saliera de la habitación para tomar algo de aire y que coma algo.
Él no se ha separado de mi. Me tranquiliza saber eso.
—Hasta Blake está aquí. —sonríe— Juzgamos muy mal a ese chico. Y hasta ahora me doy cuenta de que es un amor. Es una ternurita, es inocente y gracioso. ¿Sabes? Me pasa algo extraño con él, le cuento mis cosas como si nada, se me hace tan fácil.
No sé cómo, pero emití una risita.
—L-lo mismo me... pasó —arrugué la cara. Aún me dolía el estómago.
—Kenzie... —la voz de Connor me hizo que mirara hacia la puerta. Connor se apresuró a llegar donde mi—. Despertarte al fin —me tomó la mano y la besó—. Dios, lo siento tanto.—Yo lo dejo solos —Carolina salió. —No es tu... culpa.
—No debí de dejarte sola. Si no hubiéramos llegado a tiempo tu... —pausa—... no quiero ni pensarlo.
—Pero estoy bien —sonreí—. Supimos que no era B-Blake el asesino sino otra persona.
—No te esfuerces —acaricia mi mejilla—. No pensemos en eso ahora, solo quiero que te recuperes y vuelvas a ser la misma Kenzie de antes. Llena de vida. Si quieres nos podemos volver a Lewiston, con Kayler y Carolina. Lo que tú quieras.
¿En serio está diciendo eso? Volver a Lewiston sería lindo, pero también había hecho muchos amigos aquí. Me había encariñado con este lugar. Además, ya estábamos inscritos en la preparatoria de aquí, y sabía que aquí nos graduaríamos.
—Connor, quiero terminar mi preparatoria aquí. Contigo —respondí.
—Está bien. Solo descansa, ¿si? —deposita un beso en mi frente, para después quedarse unos segundos ahí—. Te amo, Kenzie.
Me derrito.
—También te amo, Connor.•
—¡Estoy bien! No es necesario —reí.
Connor había traído todas mis cosas a su departamento, estaba saliendo del hospital dado que me habían dado de alta al fin. Me moría por estar de nuevo en mi hogar. Pero Connor me propuso que nos mudáramos juntos y, pues, acepté. Cómo decirle que no. Era Connor, duh.
—Quiero que te sientas cómoda —me toma de la cintura y me da un beso rápido en los labios—. ¿Te duele algo? Si es así nos volvemos al hospital y... —lo callé con otro beso.
—Estoy perfecta. Sonríe de lado.
—¿Ah si? ¿Estas perfecta para soportar al señor cosquillas? —me voy de espaldas a la cama en lo que Connor empieza a hacerme cosquillas.
—¡No! ¡Connor! ¡Para! —reí.
—El señor cosquillas tiene hambre —dice imitando una voz ronca que provoca risa. Connor llega a mi cuello y empieza a hacerme más cosquillas.
Río con ganas. —¡Ya!—Di que me amas, Kenzie Coleman —pide mientras vuelve a mi cuello.
—¡Te amo, Connor Parker! —logró decir entre risas.
Él para de hacerme cosquillas para mirarme, logro notar que su pupila se dilata cuando me mira. —No podría imaginar una vida sin ti, Ken —dice—. Te amo.
Connor me besa.
•
—Llámame, ¿si? —abrazo una última vez a Carolina, despidiéndome. Ya es hora de que vuelvan a Lewiston.
—Claro, te llamaré —le digo.
Ahora abrazo a Anne.
—Espero que te recuperes del todo —me dice. —Gracias, Anne —me separo.Anne se monta en el asiento copiloto en la Homer de Thomas y Carolina hace lo mismo en el Jeep de Kayler.
—Adiós, Thomas. Adiós, Kayler —les hago una señal de adiós con la mano. Ellos me responden con un bocinazo para después perderse en la carretera.
Connor me abraza por detrás.
—¿Vamos a la cama? Creo que dejamos pendiente algo —susurra en mi oído. Sonrío como tonta.
—¿Porqué no?
Me giro y nos dirigimos hacia el edificio.
•
—Extrañaba este lugar —digo. Vamos entrando a la preparatoria, y sí, me hacía tanta falta. Solo faltaban semanas para que fuera el baile. No podía sentirme mas feliz. Connor llevaba su mano al rededor de mi cintura, habían algunos que se nos quedaba viendo. Pero ya no importaba. De hecho, nunca importó. Lo que sí me dio gusto fue ver el rostro de Hillary: confundido y enfadado.
—Hmm a mi me urge salir de aquí —responde él.—¿Porqué? —quise saber, adentrándonos por los pasillos llenos de estudiantes. Hacen mucho alboroto hoy
—Quiero salir de estudar ya —dice— tengo otros planes en mente.
—Espero que esos planes me incluyan a mi, señor cosquillas —lo molesto.
—Siempre —me da un beso en la mejilla.
—¡Connor! ¡Kenzie! —Clara se acerca, también Blake— escuché algo por ahí: encontraron al asesino de Pamela y de Clear.
—¿Que? ¿En donde? —quise saber. —Aquí mismo —responde ella.
—Y te sorprenderás más: al parecer es una mujer —añade Blake— utilizaba algo para que su voz se escuchara ronca, como de hombre.
¿Una mujer?
—¿Quien es? —pregunta Connor. Morimos de la curiosidad.
Clara iba a responder pero un revuelo de alumnos por el pasillo nos hace que miremos en esa dirección. Venían dos oficiales adelante, la mujer venía en medio, con las manos esposadas, peroaún no lograba verle la cara por tanto alboroto. No es hasta que pasaron por nuestro lado que la chica levantó la cara y su mirada se encontró con la mía, formando una sonrisa amenazante.
Me quedé en shock, quieta, intentando procesar la información. Es que no podía ser, jamás pensé que fuera ella. No. Lo. Creía. Porque, quien lo diría, ¿no? La vida está llena de sorpresas.
El asesino, bueno, la asesina no era nada más ni nada menos que... —Bárbara.
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Olvidándome del lobo ✔️
Про оборотней•COMPLETA• Kenzie Coleman quiere olvidar todo lo vivido meses antes en Lewiston, decidiendo vivir en otro pueblo para comenzar de nuevo. Al llegar a Janesville, Kenzie cambia de identidad, pues le parece una buena oportunidad, creyendo que nadie la...