Capítulo 27 | Fragmentos.

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Me quedé quieta al leer el mensaje y ver la foto una y otra vez. Es que no entendía ¿cuando pasó eso? No podía ser real. Pero era real, eran ellos. Es decir ¿esto fue cuando aún no me conocía? ¿Connor estuvo enamorado de Carolina? Pero ¿cómo? No entiendo nada. A pesar de que siento celos al verlos juntos no me puedo adelantar a los hechos, no puedo juzgar sin al menos saber cómo fue que pasó todo.
Sí, no voy a ser como fue él conmigo, ahora preguntaré y hablaré las cosas. Quise eliminar la foto pero no lo hice, quizás me sirva para después. Guardé mi celular y salí del departamento de Connor, en busca del mío. Estaba nerviosa, pero no podía echar a perder el plan que teníamos. Tenía que concentrarme en esto primero, y luego lo otro. Entré a mi departamento y me dejé caer en el sofá. Aún faltaban horas para que fueran las cinco.

Me miré al espejo y quedé satisfecha con lo que me puse. Mi cabello negro estaba suelto, caían unas ondas en las puntas. En mi cuello había un collar adherido a él en negro. Mis uñas estaban pintada en negros, haciendo que mi piel blanca se resaltase más. No me puse tanto maquillaje, sino solo delineé mis ojos, apliqué un poco de rubor y pinté mis labios en color piel. De ropa elegí un vestido corto y volado en negro. Mallas en negras y botines de tacón, ¿qué color? Negros. El look era casual y apropiado, ya que el pueblo estaba de luto de nuevo.
Pero ya no habrían más muertes, no desde hoy. Estaba dispuesta a acabar con Blake. Aunque no podía sacar de mi mente la foto de Carolina y Connor besándose tenía que hacerlo. Eso sería después. No echaría a perder esta oportunidad. El reloj daba las 4:40 p.m. Tomé mi celular, las llaves del auto y salí de mi departamento.
Atravesé el solitario pasillo, bajé el ascensor y salí afuera. La tarde estaba nublada, las nubes grises cubrían el lugar. Habían algunas hojas secas caídas en el suelo, siendo arrastradas por las ráfagas de vientos que venían a cada minuto. Me subí al asiento principal y arranqué.

El camino estuvo tranquilo, sin contratiempos. Connor me había dicho la dirección del lugar, no estaba tan lejos. Al llegar detuve el auto frente a la casa y bajé. La cabaña era pequeña, pero bonita. Se miraba un poco deteriorada sí. El jeep de Kayler estaba estacionado también, así que supuse que las chicas aún estaban aquí.
Miré a los alrededores, sintiéndome observada. Quise pensar que eran los lobos que estaban custodiándonos, pero la sensación de miedo que sentí me advirtió que no eran ellos. Tragué grueso y me apresuré a subir los tres escalones frágiles hasta llegar a la puerta.
Toque tres veces.
Adentro se escuchaban voces.
La puerta se abrió.
—Kenzie, al fin llegas —Carolina me tomó del brazo y me hizo adentrarme a la casa. Es Carolina, mi amiga. No puedo pensar mal de ella.
—Lo siento, me retrasé un poco —medio sonreí.
La casa estaba medio ordenada, justo como la tendría yo. Los sofás estaba limpios, una tele vieja estaba frente a una pequeña mesita en donde había un pequeño florero. Había un comedor, cuatro sillas y algún que otro cuadro de algún paisaje. Pero había uno de nosotros.
—¿Y ese cuadro? —quise saber acercándome para verlo mejor. Salíamos nosotros: Kayler, Carolina, Apolo, Connor, Anne y yo. Estábamos en el patio de la casa de Carolina, posando para la foto. Y recuerdo ese día, la mamá de Carolina nos la tomó semanas después de que llegué con ellos y conocí a Connor. Fragmentos de ese día vienen a mi mente. Una sonrisa se posó en mis labios.

Si Connor tuvo algo que ver con Carolina, eso fue hace mucho tiempo, él ahora está conmigo y ella con Kayler.
—Lindos recuerdos, ¿no? —Anne se pone a la par mía. —Sí —susurro.
—Por lo menos ustedes han tenido suerte con sus novios. Las quieren, ellos darían su vida por ustedes —la voz de Clara hace que baje la mirada un poco apenada—. ¿Quien es él? —la siento ponerse a mi lado. Ella señala a Apolo.
—Es Apolo. Era mi novio —respondió Anne.
—¿Y que le sucedió? —quiso saber.
—Él... murió —sentí dolor en la voz de Anne—. Pero en el proceso me salvó la vida.
—Chicas, tenemos que irnos. Siento que alguien viene cerca —la voz de Carolina nos hace girarnos de inmediato.
—Okay, se valiente —me dice Clara.
—Se cuidadosa —añade Anne.
—Se... —Carolina se queda pensativa—. Se Kenzie Coleman —sonríe orgullosa.

Olvidándome del lobo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora