No entendía qué pasaba. Quería saber todo lo que ocurría pero no sabía cómo. Clara me dijo que esa chica, quien al parecer se llamaba Clear, había salido con Blake hace una semana. Justo después de la muerte de Pamela, pero ¿eso lo confirma? Creo que si, ya que ellas dos tuvieron algo que ver con él, y justo después de eso, ellas fallecen.
Clara se había ido hace rato después de darme la notica, al final estábamos como en el principio. Sin tener pruebas ni nada. Pero algo cambió, ahora Connor sabe toda la verdad sobre mí pero ¿volveremos a estar juntos? ¿Funcionará esta vez? Porque yo estoy dispuesta a volver a intentarlo, sin embargo no sé lo que Connor pensará al respecto.
Trato de asimilar lo que es. Hombre lobo. Qué increíble, ¿no?
—Estas pensativa —una voz me hace saltar del susto del sofá en el que estaba acostada. Me reincorporo de inmediato y miro al susodicho.
—Clark —susurro, mirándolo con el ceño fruncido. ¿Cómo es que...? Me quedé quieta al imaginar que Clark podría ser uno de ellos. Digo, eso explicará que aparezca tan de repente y desaparezca así.
Clark tenía la cara pálida, siempre llevaba su cabello despeinado como de chico malo, su chamarra negra y sus vaqueros negros. Tenía un semblante de paz del que dice: no me afecta lo que hagas, siempre salgo ganando. Clark era tan... casi perfecto. Cualquier chica estaría loquita por él.
Me puse de pie lentamente.
—¿Qué eres? —pregunté con un hilo de voz. Era increíble que haya convivido mucho tiempo con él y no me diera cuenta de que podía ser otra cosa... menos humano. Pero, Hombre lobo no creo que sea. Y entonces una lucecita se encendió en mi cerebro.Piel pálida. Manos frías. Velocidad... Oh por Dios. Clark emite una risita al notar mi reacción. —Oh, por Dios. Eres un vampiro —susurré.
Clark hizo su sonrisa más ancha.
—Te habías tardado, Jade —camina hasta posarse frente a frente—. No creí que fueras tan despistada —murmura, mientras me muestra unos papeles que no sabía que tenía—. Solo hace falta tu firma.
Lo miro sin entender, mirando de él y los papeles, quiénes están en una carpeta amarilla. —¿Qué es? —inquiero.
—Los papeles que tanto querías. Ahora eres libre, Kenzie —estira la mano para que los tome— espero sepas aprovechar esta segunda oportunidad que se te dio. No vuelvas a equivocarte, ¿quieres?
Frunzo mi ceño ya que no puedo creer que Clark esté haciendo esto. Si, son los papales del divorcio. Y él mismo me los está dando. Estaba a nada de ser una chica libre otra vez, libre para Connor. Una pequeña llama de felicidad se enciende en mi.
—¿Donde está el truco? —lo miro amenazante, ya que esto no puede ser felicidad total. Clark se hace el ofendido.
—No creí que tuvieras tan mal concepto de mi. Fuimos novios tres meses, Kenzie, creo que no me conociste lo suficiente.—Supe qué fue lo que le pasó a Apolo por tu culpa. —recordé. O quizás eso también haya sido mentira por parte de Carolina y Kayler para proteger algo más.
—De hecho eso fue en parte mi culpa —dice— Tenía que ayudar a mi buen amigo Elleon para su beneficio, pero él me debía algo más desde mucho antes así que fingí ayudarlo. Al final, los lobos hicieron el trabajo sucio. Lo mataron por mi. Claro, tuve que darle a Anne una pequeña ayuda. — me guiña un ojo.
No entendía nada. Carolina me había dado otra versión de las cosas.
—Ah, cierto. No sabías nada de eso —rodea el sofá y se sienta—. Elleon buscaba un corazón puro para obtener su inmortalidad. Primero buscó a la hermana de Thomas pero Thomas no lo iba a permitir así que él mismo se ofreció a buscar a la victima. Fue ahí en donde conoció a la pequeña Anne, la enamoró, pero él mismo se enamoró de ella ya que resultó ser su mate. —pausa— y por si no lo sabes, las mates son las almas gemelas de los lobos. Alguien con quien naciste para estar —me mira—. Como tú y Connor.
Wow, tanto que me había perdido. Así que Apolo no murió por culpa de Clark, bueno, en parte si, pero igual ayudó.
—Pero tú... ¿qué harás ahora? —me refiero a donde se irá.
—No lo se, Kenzie. No lo se —su mirada se queda ida—. A veces me pregunto de qué me sirve la inmortalidad si no tengo con quien vivirla.
Eso sonó tan vacío. —Lo siento —susurro.Clark me entrega los papeles otra vez, sacando una pluma de su chaqueta con su otra mano. Esta vez no lo dudo, la verdad me urgía firmar esto. Tomo los papeles y la pluma y los coloco en la mesita. No los leo, de una vez los firmo.
—Gracias —logro articular entregándoselos.
Medio sonríe.
—Quizás nos veamos por ahí, Mackenzie Coleman —se pone de pie. Hago lo mismo. —Tenlo por seguro.
Clark se queda pensativo un momento, para después inclinarse y darme un beso en la frente, y luego sus brazos rodean mi cintura, abrazándome. Este abrazo me sonó a despedida. Elevé mis manos y también lo abracé. A pesar de todo, pasé buenos tiempos con Clark.
Nos separamos.
—Espero que encuentres a esa chica especial, Clark —sonreí—. Estoy segura de que por ahí está. Ríe.
—Lo dudo —me desordena el cabello. Lo codeo—. Yo espero que seas feliz, Kenzie. —se aleja. —¿Que harás ahora? —le pregunto.—Tengo un viejo amigo que controla las mentes de las personas. Está por estos rumbos, creo que me alejaré de él un tiempo. No quiero que me ponga cosas en la cabeza que no son. Ten cuidado, Kenzie, a veces es un poco... peligroso. Pero creo que Connor sabrá protegerte.
Asiento.
—Está bien. Cuídate.
Hace un asentimiento de cabeza, seguido de una sonrisa, para después desaparecer por la puerta, rápidamente. Dejando solo su aroma en el aire.
Se fue. •
Camino en dirección al ascensor ya que hoy me tocaba ir a trabajar donde Jack, no podía perder más días ya que necesitaba recoger algo de dinero para la renta. Hoy velarían a esa chica, pero como no la conocía no iría. Clara y Bárbara sí asistirían y me mantendrían informada.
Apreté un botón del elevador, las puertas se abrieron a los segundos. Estando dentro oprimí el botón del piso de abajo, las puertas se iban a cerrar pero un pie las detuvo. Miré al causante. Connor. Entró y volvió a oprimir el botón de abajo para después cruzarse de brazos. Las puertas se cerraron. Connor usaba una gorra azul, camiseta blanca y pantalones grises.
Se miraba tan guapo.
Suspiré inconscientemente.
—Deja de babear por mi, ¿quieres? —me molestó.Sentí mis mejillas arder.
—¿¡Que?! No estaba... ¡por Dios! —me cubrí la cara.
Lo escuché reír.
—Me dijo un pajarito por ahí que ya eres libre —comentó.
Lo miré de inmediato.
—¿Clark?
Asintió.
—Pues... sí. Al parecer por fin decidió hacer algo bueno por mi —miré al frente.
—Es... —la oración de Connor se quedó a medias ya que el ascensor hizo un ruido extraño para luego dejar de funcionar. Me sujeté de los bordes con algo de temor. Las luces parpadearon, para después apagarse.
Me sofoqué.
Odiaba los espacios pequeños y encerrados en donde no me entrara aire, entraba en pánico. —S-se detuvo... —murmuré entrecortadamente.—Tranquila —sentí a Connor ponerse frente a mí y acunar mi cara en sus manos—. Respira.
—N-no puedo —sentía que me faltaba el aire. Recuerdos de cuando era niña llegaron a mi de repente. Yo sola en el armario de mi casa, encerrada un día entero queriendo salir, sin aire, sofocándome. Gritando que me ayudaran. Estaba tan oscuro y no escuchaba a nadie, sentía que alguien más estaba en el armario conmigo, alguien que me susurraba cosas feas y que daban miedo.
La oscuridad. Estar atrapada en el ascensor me hizo revivir ese recuerdo. Aún puedo escuchar los susurros.
«juega conmigo»
«ven a la oscuridad»
«no te haré daño, Mack»
«Ven, Mack, nos vamos a divertir»
Un aliento caliente rozaba mi nuca, yo lloraba y pataleaba que me sacaran de ahí. Cuando llegó casi la media noche mamá llegó y me sacó. Nunca recordé cómo fue que me quedé encerrada ni quien era esa persona del armario. Mamá no me creyó obvio pero yo sabía que era real. Había alguien allí que me llamaba. Por eso odiaba que me dijeran «Mack» me recordaba a esa persona. Así que decidí que solo me dijeran «Kenzie». Sin embargo, Clark me decía mi nombre completo. Y odiaba eso.
—Respira, Kenzie, respira —la voz de Connor me hace volver a la realidad. Su cuerpo cerca del mío hace que me tranquilice un poco. Mis manos aferran los barrotes con fuerza, pero la disminuyo, ya que mi cuerpo necesita otro soporte. Quito mis manos temblorosas de los barrotes y las rodeo en la cintura de Connor, abrazándolo con algo de fuerza. —Shhh, tranquila.No sabía que estaba llorando, pero sentí lágrimas por mis mejillas, seguido de los sollozos. Connor acarició mi cabello todo el rato, dándome paz. De pronto me sentía bien. Sin miedo.
La luz volvió, pero el ascensor no se movió. Con luz me pude tranquilizar aún más.
—No tengas miedo, Kenzie, conmigo estás a salvo, quiero que lo sepas siempre. Seré como tú ángel guardián, estés o no conmigo, siempre estaré ahí. Esta vez sin interrupciones, esta vez sin obstáculos ni barreras. Te amo, Kenzie, nunca lo olvides. —sus palabras me tomaron por sorpresa, pero hicieron que el miedo se fuera del todo.
Me separé de él para mirarlo a los ojos, no sabía que significaban sus palabras, no sabía si quería o no quería volver conmigo, pero en ese momento no me importó.
Tomé toda la fuerza de voluntad que tenía, me puse de puntitas y lo besé.
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Olvidándome del lobo ✔️
Hombres Lobo•COMPLETA• Kenzie Coleman quiere olvidar todo lo vivido meses antes en Lewiston, decidiendo vivir en otro pueblo para comenzar de nuevo. Al llegar a Janesville, Kenzie cambia de identidad, pues le parece una buena oportunidad, creyendo que nadie la...