U N O

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Todoroki.

Shōto se ha enamorado.

Según él, es alguien que no encuentra vital el hecho de enamorarse ya que no le encuentra sentido al amor. El sentimiento en sí sólo es fuerte cuando duele, cuando hay una traición, mientras no. Cuando el amor es de lo más románico, lo notas, sí, te mueve montañas y más de una vez hasta te quita la ropa. Pero cuando este llega a tener una traición, todo cambia. Lo que antes te movía hasta las montañas, ahora te destruye todo el mundo, el sistema solar, la galaxia, el universo. Todo se destruye y es completamente abrumador.

Y es mejor así. No estar enamorado es de lo más fácil. Puede salir con amigos sin tener que enviarle un mensaje a su novia para avisarle en dónde se encuentra. Puede estar desconectado de su celular días enteros y no recibir queja alguna de no haber contestado un mensaje. Puede comer cuanto quiere sin importarle que su novia le vea como un bicho raro. Puede estar haciendo nada y su novia no le diría que está siendo un vago. Puede despreocuparse al punto de no tener que recibir reclamos de su novia porque alguna amiga le abrazara "de más".

Puede hacer mil y un cosas sin tener ese factor que la mayoría de las personas consideran vital. Encontrar a su "media naranja" le parece de lo más innecesario. No necesita a nadie para ser feliz. Tenerse es mucho más que suficiente. No necesita depender emocionalmente de una chica. No necesita estar detrás de ella para sentir. No necesita arreglarse para una cita. No necesita recordar días estúpidos donde cumplen meses o años de noviazgos. No necesita nada de eso.

Estar solo es bueno. Puede salir con sus amigos. Puede jugar a los videojuegos. Puede leer los libros y mangas que quiera. Puede ir a comprar ropa sin que nadie le presione.

Es perfecto estar soltero.

Pero, ¿Qué ha sido lo que le hizo cambiar de opinión?

Ella.

Ella fue la que le movió las montañas en primer lugar.

Un día común y corriente había ido a la casa de Katsuki para ponerse de acuerdo con unos trabajos de la clase. Por mero hecho del destino, les tocó hacerlo juntos y gracias a aquello, la ha llegado a conocer. Cuando ella le abrió la puerta, no sólo hizo eso. Le había quitado la venda de los ojos, que enamorarse es de lo más perfecto y hermoso que alguna vez imaginó.

Y es que ella es de lo más hermosa de lo que alguna vez imaginó que una chica llegaría a ser.

Ella, de la estatura de Katsuki probablemente, con tacones altos, medias rosas y falda arriba de la rodilla. De blusa corta, mostrando poco de su vientre, busto poco voluminoso y una cintura marcada, su cuello cubierto por una gargantilla muy curiosa de gato. Rubia y de ojos cuales rubíes.

Hermosa.

Divina.

Como una copia femenina de Katsuki.

—Bu-buenas tardes. —Había saludado de esa manera aquel día. Y se arrepentía. ¿Qué habrá pensado ella de él al verle tartamudear como un total idiota? Ni idea. Poco después ella corrió al interior de la casa cerrando la puerta de golpe dejando a Shōto sin entender.

Tras unos minutos, fue Katsuki el que le abrió la puerta de nuevo.

—Pasa ya, idiota —gruñó como de costumbre. Las ganas de preguntarle por aquella singular chica eran abrumadoras y así lo hizo, recibiendo una mirada de lo más extraña por parte de Katsuki. Incluso observó cómo le pensó para poder contestarle—. Es mi hermana.

La hermana de KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora