Capítulo 11. "Quizá..."

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Estaba casi terminado el aseo del templo, así que salí por una de las puertas traseras y llegué a mi habitación sin ser detectada. Busque entre mi ropa y la encontré, la razón por la cuál había salido victoriosa en todas mis previas conquistas. Me cambié y regrese al templo. Subí un poco mi blusa por arriba de mi ombligo, recogiendo mi cabello en una coleta algo despeinada.

Terminé de asear y puse el cubo de agua frente a mi. Sería esperar unos minutos, pues la conocía y seguramente vendría a inspeccionar mi trabajo.

No sería igual que con un hombre, pero no hay peor batalla que la que no se lucha, y si ella creía que me ganaría, estaba muy equivocada. No tuve que esperar más y escuché unos pasos lentos hacia aquí. ¡Dios no dejes que sea el abuelo por favor!

Me puse de espaldas a la puerta y la escuché decir mi nombre, fue cuando lentamente me levanté y deje caer la toalla mojada en el cubo.

Al girarme ví el rostro enrojecido de la pelinegra, y es que podía ver cómo miraba mis piernas con la minifalda que traía puesta. Su vista me escaneaba de abajo hacia arriba, cosa que a diferencia de lo que creí me gustaba, y mucho.

- ¿Dime? - Pregunté inocente. - ¿Ves algo que te guste?

- Si... - Dijo en un susurro. Aunque después recobro un poco el sentido. - ¿Qué?

- Me refiero a que ¿sí te gusta cómo he dejado el lugar?, quería hacerlo bien.

- Ahhh, claro... - Por fin despegando su mirada de mi. Noté que traía consigo una bandeja con una jarra de agua y dos vasos. - Está perfecto, muchas gracias debió ser agotador.

- No hay problema, me gusta ayudar.

- Yo, prepare esto para ti. Asumo que tienes sed.

- Mucha. - Sonreí. - Además de calor.

- ¿Calor? - Preguntó nerviosa.

- Si, debe ser porque el sol da justo en ésta dirección.

- Si puede ser. Te serviré.

- Gracias. -Dejé todo ahí y me acerque para tomar una de las toallas húmedas que la pelinegra me ofreció. La pasé por mis manos para limpiar, luego tomé otra y la pasé por mi cuello y rostro. Me percate de que me miraba, pero no hice comentario alguno. Rei es simplemente diferente a otras personas, me hace sentir cómoda y segura el hecho de que ella lo haga.

- Ten. - Dándome el vaso. - Me voy.

- Aguarda. - ¡Aún no! - ¿No me acompañas? Hace mucho calor, toma un vaso conmigo y después te vas si así quieres.

- Claro. - Woow... No puso ni la menor de las objeciones.

Espere a que se sirviera y me senté en el tatami a unos pasos de ella, al ver que se acercaba me retiré la blusa que traía dejando mi sostén a su vista, ella sencillamente se giró.

- Lo hago porque estoy sudando mucho, no quiero incomodarte. - Si, claro... - Además ambas somos mujeres, no hay porqué sentir pena ¿No?

- Si tú lo dices... - Suspiro y volteo para mirarme. - Hay algo de lo que te quiero hablar.

- No hay nada de qué hablar. - Ahora entiendo, se quedó para molestarme nuevamente.

- Te debo una disculpa Mina, no debí haberte hecho eso. Creo que, pase un límite. No debí darte tu primer beso.

- ¿Qué te hace creer que fue el primero? - Me dolía que quisiera disculparse, ella también lo quería...

Un Verano Inolvidable: Todo lo que esperabas del amor. 🌙 Sailor Moon FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora